POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 130

Cuba, EE UU y Europa: perspectivas de cambio

Susanne Gratius
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La inmovilidad del régimen castrista contrasta con las modificaciones en la política de EE UU, la UE y España. La coincidencia de visiones entre americanos y europeos abre un debate sobre los posibles incentivos que ambos pueden ofrecer para promover cambios en la isla.

El futuro se decide ahora. Estamos viviendo una novela de suspense: todo el mundo está a la expectativa de lo que puede ocurrir, pero nadie sabe ni cómo ni cuándo.
Leonardo Padura, El País, 2 de noviembre de 2007.

Mientras que Estados Unidos y la Unión Europea modifican sus políticas, Cuba se resiste a cambiar. Sin pedir nada, EE UU y la UE han iniciado una nueva etapa de compromiso en sus relaciones con la isla. Antes, América Latina había hecho lo propio al incluir a Cuba en el Grupo de Río. Esta apertura desde el exterior contrasta con el cierre político en la isla. La nueva cúpula nombrada por el presidente Raúl Castro no sugiere una liberalización política, sino más bien lo contrario. Aun así, es probable que una menor presión externa conlleve una mayor presión interna para realizar cambios. En este sentido, la promesa de diálogo que lanzó Barack Obama y la “amenaza” de la llegada de millones de turistas americanos a la isla representan un desafío mucho mayor para el régimen castrista que la fragmentada oposición interna.

Es la primera vez que la comunidad internacional –incluyendo China y Rusia como socios importantes de la isla– construye relaciones con Cuba sin exigir avances democráticos. Aparte de la disidencia, la oposición y las ONG, quedan pocas voces que insistan en la necesidad de realizar reformas democráticas y económicas en la isla. Aunque la actual coincidencia de políticas de compromiso es positiva, porque el diálogo, los intercambios económicos y la cooperación parecen instrumentos más idóneos…

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