AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 28

El desarrollo de la Femip, al servicio de la UpM

Philippe de Fontaine Vive
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Hay que poner en práctica proyectos económicos ambiciosos, promover iniciativas que faciliten los intercambios y crear las estructuras institucionales precisas.

Cataluña es la ilustración de nuestro Mediterráneo, de sus culturas y sus lenguas, de su historia y de su poder económico. Su corazón, Barcelona, con su exuberancia urbana, sus gustos deportivos que aúnan el orgullo “sangre y oro” y los éxitos de envergadura mundial, es una ciudad con una fuerte identidad, catalana, que ha sabido convertirse en un pulmón económico para España, en un centro de negocios europeo y en un polo mediterráneo. Su aglomeración ha sabido conjugar la fuerza industrial y la vitalidad de los servicios, el dinamismo empresarial y la colaboración entre el sector público y el privado. Para la Unión por el Mediterráneo (UpM), Barcelona es un buen ejemplo de cómo, en determinados momentos de la Historia, todas las voluntades, energías y recursos pueden converger y tender hacia una nueva visión. Esta hermosa y gran metrópolis –y viniendo de un marsellés orgulloso de su origen, es un cumplido meditado y amistoso– puede servir de referente en las dos riberas de nuestro mar común.  Esto hace que sea un lugar de acogida natural para el Secretariado de la UpM. Por consiguiente, para la Facilidad Euromediterránea de Inversión y Asociación (Femip, por sus siglas en francés), de la que el 80% de las actividades atañe precisamente a los objetivos de la UpM, Barcelona también es un lugar ineludible: ahí es donde se dibujan parte de los grandes proyectos de la ribera sur del Mediterráneo.

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