POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 5

El lugar de España en el mundo

Amando de Miguel
 | 

No me refiero al lugar geográfico. Aunque aquí también habría que advertir que ese “lugar” es impreciso en la mente de los sujetos que sobre él se encuentran, en este caso los españoles. En efecto, si preguntáramos a una muestra de españoles medianamente cultos las distancias relativas que trazan los principales puntos del mapamundi, veríamos con asombro algunas curiosas distorsiones. Puede que para ese español medio las posiciones de Venezuela o Argentina le resultaran más distantes de España que la de Israel (que está objetiva- mente mucho más cerca). Por lo mismo, un neoyorquino no cae fácilmente en la cuenta de que Groenlandia está más cerca de la Big Apple que San Francisco. Moscú se encuentra a menos distancia de Barcelona que Washington. Un avión que saliera de Tenerife llegaría antes a Brasil que a Finlandia. No son ésas las equivalencias que figuran en el “mapa mental” de mucha gente. Pero no es ése el “lugar” que aquí interesa mostrar, sino la posición ordinal que ocupa un país en una escala de desarrollo.

Cuando se habla de desarrollo o de términos análogos, se piensa casi siempre en la situación de un solo país, el que es objeto de la apropiada medición. No se piensa por lo general que estamos observando un blanco móvil. Todos los países se someten a un grado mayor o menor de desarrollo. La posición que en un momento determinado ocupa el país en cuestión tiene que tener en cuenta los movimientos que afectan a los otros países. Esa consideración comparativa supone, antes que otra cosa, un buen ejercicio de humildad y de realismo. Si partimos del puesto que ocupa un país en cualquier escala de desarrollo, nuestra observación logrará ser más precisa.

Veamos ya el puesto que corresponde a España en la ordenación de los países…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO