>   NÚMERO 16

España-Alemania: relaciones económicas

José-Pedro Sebastián de Erice
 | 

En términos generales, la opinión pública alemana ha reaccionado de forma muy crítica ante el balance del Consejo Europeo de Niza (7 y 8 de diciembre de 2000). Cuando las voces más autorizadas entre los políticos y los analistas han querido reconducir el tono negativo de los comentarios, han destacado como el resultado más importante y trascendente de las decisiones de la cumbre el haber despejado los obstáculos políticos de la propia Unión Europea con vistas a su ampliación.
Al mismo tiempo, esta valoración del último Consejo se desarrolla en un entorno de reducido entusiasmo del ciudadano alemán hacia la ampliación al Este. Los datos del Eurobarómetro de otoño muestran que tan sólo un 36% de los alemanes se declara partidario de la entrada de nuevos miembros, lo que contrasta con el 58% de opinión favorable en España.

En este deseo de resaltar la “botella medio llena” de Niza, y para contrarrestar el desánimo y las reticencias de muchos, se han destacado los indudables éxitos de las ampliaciones anteriores y, en particular, de la adhesión de España.

Las consideraciones de este artículo tratan de poner de relieve cómo el desarrollo de las relaciones económicas entre España y Alemania desde 1986 constituye uno de los capítulos sustanciales del “caso modelo” de una integración que, sin miedo a exageraciones, puede calificarse de satisfactoria para los dos países.

Para analizar el proceso de convergencia que han experimentado las econo­mías española y alemana, se ha recurrido a representarla, gráficamente, a través de los tradicionales “diamantes de la virtud” –que tan de moda estuvieron antes de la determinación de los Estados miembros que pasarían a la segunda etapa de la unión económica y monetaria (UEM) y que constituirían el primer grupo de los 11 del Eurogrupo–. Estos diamantes se han configurado teniendo en cuenta los…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO