POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 158

España: ¿repliegue estratégico en su política exterior?

Convertida en un instrumento de la agenda económica, la política exterior española acusa la reducción de recursos en diplomacia, defensa y desarrollo. Planificar mejor es necesario pero no suficiente.
Francisco de Borja Lasheras y José Ignacio Torreblanca
 | 

En plena crisis política y económica, con diversos frentes abiertos en España (Cataluña, la monarquía, escándalos de corrupción, etcétera), el European Foreign Policy Scorecard 2014 muestra una política exterior que combina atisbos de liderazgo, labor de fondo que no logra la visibilidad adecuada, mucha geoeconomía y las inercias habituales. Sobre todo, el capability crunch (déficit de capacidades) merma las tres áreas esenciales de la acción exterior (las tres “D”: diplomacia, defensa y desarrollo), reduciendo las ambiciones de España como país.

Siendo la prioridad gubernamental volver a situar a España en el mapa internacional e impulsar la recuperación económica, la política exterior resultante es en gran parte un instrumento más de la agenda geoeconómica. Ello se traduce en cierto bilateralismo, sobre todo con grandes actores (China, Estados Unidos), a la vez que se mantienen líneas tradicionales, como la apuesta por marcos multilaterales. La llamada “diplomacia económica” condiciona gran parte de las prioridades en política exterior, a veces en detrimento de otros elementos, como la agenda de derechos humanos. La preferencia es multilaterizar estas cuestiones y apartarlas de las relaciones bilaterales.

No obstante, el Scorecard de 2014 –en coherencia con ejercicios anteriores– revela una España con cierto atisbo de liderazgo o activismo paneuropeo en áreas concretas. Es el caso del refuerzo del papel de seguridad de la Unión Europea, sobre todo cuando hay intereses de seguridad inmediatos (por ejemplo, en el Sahel), o la defensa de una posición común europea ante crisis internacionales de primer orden (Siria, Irán).

Esta labor diplomática española de fondo queda a menudo fuera del foco mediático por un cierto sentido del pudor –en palabras de un diplomático español–, reacio a las relaciones públicas y la comunicación que caracterizan la agenda exterior de otros Estados y a ministros europeos con dotes de comunicación (y twitter fácil). Ello se…

INICIA SESIÓN PARA SEGUIR LEYENDO