POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 65

Imagen de la propaganda antijudía publicada en el periódico alemán en 1941 en la que un policía interroga a una mujer judía en el gueto de Lodz sobre el oro que supuestamente escondía. GETTY

España y el oro nazi

Los judíos exigieron que sus últimos años de vida se vieran compensados con los medios suficientes de que venían siendo privados mientras los supervivientes de los países libres percibían indemnización y pensión.
Enrique Múgica
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Para comprender el interés, e incluso el apasionamiento, suscitado por las transacciones de oro procedentes del Tercer Reich durante la Segunda Guerra mundial, se ha de recalcar que el fin del conflicto coincidió con la apertura del secreto que los nazis habían ocultado más sombríamente, durante todo su envilecido imperio. Las leyes raciales, “la noche de los cristales rotos”, lo que contaban los judíos que pudieron huir del país que tanto amaban –esa línea que va de Heine a las Cruces de Hierro de la guerra de 1914– testimoniaban una persecución más dura aunque no de contornos diferentes de los ya conocidos. Después, en el curso de la guerra, las informaciones que atravesaban la cortina parda se hacían más concretas y terribles y, al cabo del tiempo, los campos de la muerte descubrieron que lo que sucedió era el esfuerzo sistemático, técnicamente frío e implacablemente mortal para destruir a un pueblo, a una etnia, a una cultura, una de las más fecundas y duraderas de la Historia. Seis millones de asesinados por el mero hecho de haber nacido judíos constituyó la Shoah, el Holocausto, trágicamente trascendido de vocablo común a específica y concretísima designación.

Un cincuentenario constituye un excelente memorial para la reflexión, pero aquél sacude más la conciencia universal al coincidir con matanzas como las de la antigua Yugoslavia y Ruanda, la evocación de Pol Pot y el genocidio camboyano, porque todas ellas conducen a su medición siniestra con la Shoah como etapa insuperable del horror.

Mas ese cincuentenario vino a coincidir con la desaparición del comunismo y el desvelamiento de su trágico y calamitoso fracaso. El fin de la guerra fría permitió que los judíos supervivientes que residían en los países comunistas pudieran, al cabo de tanto tiempo, alzar su voz reivindicativa sobre el silencio al que al…

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