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Estados Unidos, ¿imperio en decadencia?

Jorge Tamames
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No está claro que la política exterior de Trump resulte menos agresiva que la de Clinton. Instituciones como el Pentágono, o los grandes donantes republicanos, modularán el comportamiento del futuro presidente. Pero su capacidad para provocar desastres seguirá siendo enorme.

En un futuro lejano, pero no mucho, los historiadores que narren la decadencia y caída del imperio americano señalarán tres fechas decisivas a principios del siglo XXI. La primera, el 11 de septiembre de 2001, hizo añicos aquel “fin de la historia” prometido tras la caída de la Unión Soviética. Estados Unidos se volcó en la mal llamada guerra contra el terror, en la que ha derrochado dinero, sangre y prestigio y de la que continúa sin saber desligarse. El 15 de septiembre de 2008 se desplomó Lehman Brothers y, con la compañía fraudulenta, el modelo de “capitalismo realmente existente” en Europa y EE UU. La tercera fecha, 9 de noviembre de 2016, marca la inesperada victoria electoral de Donald Trump. El 20 de enero, Barack Obama cederá el despacho Oval a un extremista que amenaza con socavar lo que queda del orden económico y de seguridad que apuntala EE UU y, de paso, los cimientos de la democracia estadounidense.

Los historiadores aficionados a jugar con fechas encontrarán más material con que entretenerse. En el calendario republicano francés, el 9 de noviembre es 18 de brumario, aniversario del golpe de Estado de Napoleón Bonaparte (1799). Medio siglo después, tras la toma de poder de Napoleón III, Karl Marx publicó El 18 brumario de Luis Bonaparte, un ensayo que hoy resulta tan esclarecedor como deprimente. “Nunca un pretendiente ha especulado más simplemente con la simpleza de las masas,” escribe Marx. Pero aunque fuese “una mediocridad grotesca”, Bonaparte se presentaba como representante de la clase más numerosa del país: el pequeño campesinado….

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