POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 150

Hoy, más que nunca, Europa es un proyecto constitucional

Jürgen Habermas
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La falta de coraje y de perspectivas de las las élites europeas ante la crisis está poniendo en riesgo el proyecto histórico de la UE. La solución pasa por recuperar la dimensión política y constitucional.

En la crisis actual se puede oír a menudo la pregunta de por qué deberíamos aferrarnos a la Unión Europea, e incluso, al viejo objetivo de una “unión política, cada vez más estrecha”, ya que el motivo original consistente en hacer imposibles las guerras en Europa se habría agotado. A ello cabe dar más de una respuesta.

Quisiera desarrollar una narrativa nueva y convincente, desde la perspectiva de la constitucionalización del Derecho internacional, que apunta, con Kant y mucho más allá del statu quo, a un futuro estado jurídico cosmopolita: la Unión Europea puede concebirse como un paso decisivo en el camino hacia una sociedad mundial constituida políticamente. Es cierto que, en el difícil camino hacia el Tratado de Lisboa, las energías favorables a Europa han sido dilapidadas en un conflicto sobre cuestiones político-constitucionales semejantes; sin embargo, independientemente de las consecuencias jurídico-constitucionales del “gobierno económico” europeo ahora proyectado, esta perspectiva es pertinente hoy día por dos razones más. Por un lado, el debate actual se ha estrechado en dirección de las salidas inmediatas de la presente crisis bancaria, monetaria y de endeudamiento, y con ello ha perdido de vista la dimensión política; por otro lado, conceptos políticos erróneos impiden dirigir la mirada hacia la fuerza civilizadora de la juridificación democrática y, con ello, hacia la promesa vinculada desde un principio con el proyecto constitucional europeo…

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