POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 160

Impunidad e inacción política en Ruanda

Un genocidio no se detiene con ayuda humanitaria. Hay un antes y un después de Ruanda. La falta de respuesta internacional a las matanzas y la masiva asistencia posterior a la crisis de refugiados mostraron hasta qué punto la acción humanitaria puede ser manipulada.
José Antonio Bastos
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Hace 20 años, entre el 7 de abril y el 1 de julio de 1994, en apenas 100 días, más de 800.000 personas, en su mayoría pertenecientes a la minoría tutsi, fueron asesinadas en Ruanda. Se empleó una brutalidad y crueldad inimaginables, la mayoría murieron a machetazos, siguiendo un plan meticuloso. Unas 10.000 personas, según Naciones Unidas, fueron asesinadas cada día, casi siempre por sus propios vecinos o por las milicias Interahamwe, siguiendo instrucciones y bajo la supervisión de las autoridades, la policía y el ejército.

Este horror no llegó de forma inesperada. Sobradamente conocidos e identificables, la Radio Televisión Libre de las Mil Colinas (Radio Télévision Libre des Mille Collines, RTLM) y la revista Kangura, que instigaban al odio contra los tutsis e incitaban a su exterminio desde años antes, intensificaron sus mensajes en los meses anteriores al genocidio. El entrenamiento de los Interahamwe y su presencia eran muy evidentes en 1994. Como relata Alison des Forges, en Leave no One to Tell the Story (Human Rights Watch, 1999), los gobiernos de Francia, Bélgica y Estados Unidos sabían de los preparativos para perpetrar masacres en Ruanda con antelación.

De hecho, el genocidio era perfectamente previsible. Tres meses antes, en enero, en un fax enviado a la Oficina de las Fuerzas de Mantenimiento de la Paz (FPNU) en Nueva York –liderada entonces por Kofi Annan–, el general Roméo Dallaire, comandante de la Misión de la ONU en Ruanda (Unamir), describía en detalle los planes de preparación de exterminio de la minoría tutsi. Este fax y los cinco similares que siguieron, más todas las señales de alerta, fueron ignorados.

El derribo en Kigali del avión del presidente Juvénal Habyarimana, el 6 de abril, desencadenó las masacres. Las organizaciones internacionales presentes en Ruanda –Médicos Sin Fronteras (MSF) entre ellas– y los…

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