Autor: Jaimini Bhagwati
Editorial: Penguin India
Fecha: 2019
Páginas: 416
Lugar: Nueva Delhi

India y el liderazgo de sus primeros ministros

Jaimini Bhagwati repasa en su libro "The promise of India" los 72 años de la India independiente. Analiza éxitos y errores de los mandatarios en política exterior y económica.
Marcos Suárez Sipmann
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En The Promise of India. How Prime Ministers Nehru to Modi shaped the nation (1947-2019) Jaimini Bhagwati conduce al lector a través de 72 años de la India independiente. Analiza éxitos y errores de los mandatarios en política exterior (competencia exclusiva del gobierno central) y económica (compartida con los estados federados). Su argumentación es sólida y basada en una investigación exhaustiva. Su estilo, lúcido y bien estructurado.

Bhagwati sirvió como Alto Comisionado de la India en el Reino Unido y fue embajador en la Unión Europea. Graduado en física y doctorado en finanzas ocupó además puestos de importancia en el departamento de Energía Atómica, en el Ministerio de Finanzas y, hasta hace poco en el Consejo Indio para la Investigación en Relaciones Económicas Internacionales.

En el libro inserta viñetas del dibujante y humorista R.K. Laxman, celebrado como el gran cronista de la democracia india. Baghwati puntúa a los primeros ministros (PM) con lo que denomina las tres C: carácter, competencia y carisma.

Jawaharlal Nehru (PM hasta su fallecimiento el 27 de mayo de 1964) obtiene una alta calificación en carácter y carisma. Fundador y arquitecto institucional, el país confió en él como muestran las mayorías absolutas que su partido, el Congreso, obtuvo en la Lok Sabha, Cámara Baja del parlamento en las elecciones de 1952, 1957 y 1962. Fue criticado por su política económica que introdujo la planificación y el control de la economía del Estado. Sin embargo, ello implicó grandes mejoras con respecto a la India británica. Los 350 millones de habitantes en 1947 llegaban a casi 500 cuando murió Nehru.

Bhagwati recuerda que el brillante y sentido discurso ‘cita con el destino’ (‘tryst with destiny’) de Nehru el día de la independencia, 15 de agosto de 1947, apenas pudo ser entendido por el 5% de la población. Lo pronunció en inglés, un idioma que únicamente hablaba la élite.

En cuanto al grupo de “países no alineados”, sostiene que no fue intención de Nehru crear un movimiento, mucho menos uno enfrentado a Occidente. Más bien fue su manera de modelar un espacio autónomo para la política exterior de su país. El autor le otorga a este político la máxima puntuación en carisma y carácter y baja en competencia debido a fallos en política exterior y de seguridad. En especial menciona la guerra Indo-Pakistaní de 1947-1949 por Cachemira y la derrota en la guerra Sino-India de 1962.

Su sucesor Lal Bahadur Shastri (1964-1966) tuvo que enfrentarse a un Pakistán apoyado militar y tácticamente por Estados Unidos y China. Falleció de forma súbita tras firmar en Tashkent un acuerdo con Pakistán. El otro gran problema durante su corto mandato, que le impidió acometer reformas económicas, fue la escasez de alimentos. No fue hasta la década de los 60 cuando comenzó la ‘Revolución Verde’ para diversificar y aumentar la producción de cultivos.

 

La etapa Gandhi

Al hablar de la figura de Indira Gandhi, el autor sostiene que es un error recurrente hablar de la dinastía Nehru-Gandhi. La relación entre padre e hija fue de mutuo afecto y a su juicio no hubo similitudes en su modo de gobierno, ya que tanto en transparencia como en valores fueron diferentes. Además, no se puede acusar a Nehru de imponer al país que su hija fuera PM. Sí es cierto que cedió cuando Indira se convirtió en presidenta del Congreso en 1959 habiendo otros más preparados para llevar las riendas del partido.

En la primera parte de su mandato Indira (1966-1977) supo manejar con calma y habilidad la inestabilidad creada con la llegada de 10 millones de refugiados desde Pakistán Este. La guerra de 1971 llevó al desmembramiento de Pakistán y la creación de la república independiente de Bangladesh, en aquellos momentos un satélite de la India. EEUU suministró armas a Pakistán e Indira en su hora más popular firmó un Tratado de Amistad y Cooperación con la URSS. Bhagwati plantea una pregunta pertinente: ¿por qué la mandataria no inició las necesarias reformas económicas en los 70? Su respuesta es que se encontraba demasiado influenciada por la izquierda.

Indira impuso excesivos controles en la economía. A diferencia de su padre no sentó las bases para una sociedad plural, recortó la libertad de prensa y socavó la independencia del poder judicial con la declaración del estado de emergencia entre 1975 y 1977, el capítulo más oscuro de la democracia india. Hasta su vuelta en 1980 formaron gobierno dos débiles coaliciones. La hija de Nehru continuó su política autoritaria. Sus intrigas para dominar el Congreso causaron un grave daño al partido. Es irónico que su afán centralizador llevara a la proliferación de partidos regionales en distintos estados. Además, se aseguró de que sus hijos la sucedieran en el poder y para combatir un brote independentista en el Punyab ordenó la operación Estrella Azul durante una de las fiestas sagradas sij. En 1984 fue asesinada por dos guardaespaldas sij.

El balance que hace Bhagwati es negativo. Indira sobresale en carisma. En competencia menos y tan solo en los asuntos que se ajustaban a su agenda. Le otorga la puntuación más baja en carácter que califica como “defectuoso”.

El siguiente al frente del gobierno fue su hijo Rajiv Gandhi, con quien se registraron avances en telecomunicaciones, informática y nuevas tecnologías. Pudo haber iniciado las urgentes reformas económicas, pero pese a disponer de mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento y controlar su partido, no lo hizo. El escándalo que acompañó el contrato armamentístico con la empresa sueca Bofors terminó con su imagen de incorruptibilidad y arrastró a su partido a la derrota en las elecciones de 1989.

En política exterior su viaje a China en 1988 llevó a un deshielo en las relaciones bilaterales. Supo mejorar las relaciones con EEUU al tiempo que incrementaba la relación estratégica con la URSS. El mayor tropiezo fue el envío de tropas a Sri Lanka. Su gobierno temía que de independizarse los tamiles del norte del país, sus hermanos del Estado indio de Tamil Nadu intentaran lo mismo. La intervención militar acabó en desastre y la India apareció como el matón intimidando al pequeño vecino.

Rajiv fue sin duda carismático. Sin embargo, los frecuentes cambios en su gabinete mostraron su incompetencia. Carecía por lo demás de la experiencia suficiente para gestionar las numerosas diferencias de casta y religión, las tensiones comunales y regionales. El episodio Bofors y sus secuelas subrayaron su debilidad de carácter.

 

Años de fragilidad

Tras dos breves e inestables gobiernos de coalición, el Congreso recuperó el poder con P. V. Narasimha Rao (1991-1996), presidente del partido tras el asesinato de Rajiv en campaña por una militante suicida tamil. No obtuvo la mayoría, aunque logró mantenerse cinco años en el poder.

Rao ha sido quizá el primer ministro más astuto y perspicaz. Fue él quien finalmente se atrevió a implementar las ineludibles reformas económicas, su mayor legado. Excelente gestor, supo aprovechar sus oportunidades y delegar. Las reformas no hubieran sido posibles sin el buen equipo con el que se rodeó y su ministro de Finanzas, Manmohan Singh (futuro PM).

Culto y políglota (hablaba trece idiomas) mantuvo reuniones regulares con su homólogo pakistaní, instauró mecanismos para el seguimiento de las discusiones fronterizas con China y contestó con medidas acertadas a la desintegración de la URSS.

Siendo muy competente mostró poco carisma. Su carácter no fue ejemplar: no puso coto a los diferentes sucesos de violencia comunal que ocasionaron miles de muertes en el país.

Siguieron dos años de frágiles coaliciones. La liderada por H. D. Deve Gowda (1996-1997) y la de Inder Kumar Gujral (1997-1998). Destaca en esos años la generosa ‘doctrina Gujral’ que teniendo en cuenta el enorme desequilibrio existente entre la India y sus vecinos Bangladesh, Bután, Nepal, Maldivas y Sri Lanka no pide reciprocidad sino confianza mutua y buena fe.

Atal Bihari Vajpayee (1998-2004) hizo de la formación conservadora nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP) el gran partido de ámbito nacional que es en la actualidad. Al igual que Rao, Vajpayee logró implementar reformas estructurales al frente de un gobierno de coalición, aunque tampoco realizó la esencial reforma de la tierra y el mercado de trabajo (cada año la India debe incorporar diez millones de personas más a su fuerza laboral).

La India no había firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear y Vajpayee llevó a cabo las pruebas nucleares en Pokharan. Tras las reticencias de Occidente normalizó las relaciones con Washington consiguiendo además mantener a su país fuera de la guerra de Irak.

Fue el orador más sobresaliente en hindi. Sencillez, espontaneidad y naturalidad cautivaron a sus audiencias y explican su carisma. Fue competente delegando responsabilidades en los mejores. Uno de sus grandes fracasos: la incapacidad de poner fin a los violentos disturbios en el estado de Gujarat, empaña la valoración de su carácter.

Manmohan Singh (2004-2014) ha sido el único PM indio en posesión de un doctorado. Encabezó un gobierno de coalición liderado por el Congreso. Sonia Gandhi, presidenta del partido y viuda de Rajiv renunció a ser PM para no dar argumentos a la oposición por su origen italiano. Esta división de trabajo entre Singh al frente del gobierno y Sonia en la presidencia del Congreso presentada como una virtud en 2004 se reveló como debilidad.

Singh solo disfrutó de una libertad limitada en economía y seguridad y defensa. Tuvo mayor autonomía en política exterior, elevó el grado de cooperación con Japón (la relación bilateral que más rápidamente se intensifica en Asia) y fortaleció las relaciones con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático. La “Mirada a Oriente” (“Look East Policy”) ha adquirido la importancia de una asociación estratégica para la India.

Singh, íntegro en lo personal, fue de carácter débil. Su competencia, demostrada como ministro de Finanzas, no salió a relucir como PM. Evidenciaron su exiguo carisma sus escasas dotes de orador y reducida capacidad para interactuar con sus interlocutores.

 

Narendra Modi

El libro concluye hablando de Narendra Modi y su partido el BJP en el poder desde 2014. Reelegido el año pasado, cuando el 67,11% (la mayor participación registrada en unas generales indias) de 900 millones de votantes acudió a las urnas. El autor muestra en este libro su preocupación por el imparable declive del Congreso, alegando que una democracia requiere junto a las fuerzas regionales de al menos dos grandes partidos a nivel nacional.

Modi es un político polémico por su estilo nacionalista y autocrático. Llevó a cabo una controvertida desmonetización, eliminando gran parte de la moneda en efectivo, para acabar así con la corrupción y el dinero negro. No se consiguió aunque la abrupta retirada sí se golpeó especialmente a la producción, la construcción y la agricultura, sectores que acogen la mayor parte de la economía informal provocando pérdidas millonarias.

Despliega un toque personal en sus encuentros con otros mandatarios. Esto ocurre tanto en sus desplazamientos a EEUU, Alemania, Francia, Reino Unido y Japón, como en las reuniones bilaterales con China y Rusia y los foros multilaterales del G20 y BRICS. También en la Organización de Cooperación de Shanghai mediante la que pretende reabrir el acceso de India a Asia Central rica en recursos naturales.

Gran orador, Modi ha contado con el decidido apoyo de la juventud. Se le critica por alentar a los nacionalistas hindúes a intimidar y discriminar abiertamente a las minorías religiosas, sobre todo a musulmanes y cristianos. Son numerosos los hechos violentos en el país.

Para terminar conviene recordar que fue Nehru quien sentó las bases para una India democrática, secular y moderna. Siempre se resistió a aquellos que querían una versión hindú de Pakistán. El riesgo que comporta para la India el nacionalismo hindú encarnado por Modi está cobrando fuerza ahora.

Nos encontramos, en suma, ante una obra sugerente para todos los interesados en la historia de la India independiente.