INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1091

#ISPE 1091. 16 julio 2018

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La salida de Reino Unido de la UE podría significar la cancelación de los acuerdos sobre derechos aéreos que permiten a las líneas británicas utilizar el espacio aéreo comunitario, dificultando en extremo sus operaciones continentales.

La cuenta atrás del Brexit –la hora 0 es el 29 de marzo de 2019– ha activado un intenso lobby en Bruselas de compañías como EasyJet o IAG (el holding aéreo que salió a bolsa en 2011 y al que pertenecen Iberia, British Airways, Vueling y Aer Lingus) para influir sobre el proceso regulatorio. La estrategia de defensa de IAG se mueve en varios frentes. En Bruselas, está intentando anticipar los posibles escenarios del Brexit para actuar en correspondencia. Su primera línea de defensa es un argumento contundente: IAG es una compañía española porque tiene su sede social en Madrid, donde se reúne la junta de accionistas y guarda sus registros. Por otra parte, la compañía lleva sus cuentas en euros y no en libras. El presidente de IAG, Antonio Vázquez, y el de Iberia, Luis Gallego, insisten en que la sede madrileña de IAG no deja dudas al respecto.

Sin embargo, no es seguro que Bruselas acepte sin más ese planteamiento. Si la Comisión Europea se decanta por una línea dura en lo referente al Brexit, podría esgrimir el principio de que IAG es en realidad una empresa británica, porque sus mecanismos de gestión y control están en Londres y no en Madrid, cuya sede cumple un papel representativo.

Las operaciones básicas de IAG se realizan en la capital británica, donde vive y trabaja su CEO, Willie Walsh. Así, no sería extraño que Bruselas haga suya la interpretación que hacen al respecto compañías como Air France y Lufthansa –y los gobiernos de París y Berlín–, ante la oportunidad que supondría la…

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