INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 796

#ISPE 796. 4 junio 2012

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La oposición de Alemania a la mutualización de la deuda europea a través de los eurobonos no se debe exclusivamente a su temor a tener que pagar más por emitir deuda pública. A su histórica aversión a la inflación,se suman el cansancio por ser siempre el principal nettozahler (contribuyente neto) al proyecto europeo y la experiencia de la reunificación.

Para financiar los más de dos billones de dólares transferidos desde 1991 a los nuevos länder, los alemanes occidentales soportaron la imposición del llamado solidaritätszuslag, un suplemento fiscal de “solidaridad” con los alemanes del este. Aún así, 20 años después, en los länder occidentales el desempleo es del 6%, y en los orientales del 11%, que todavía tienen una renta per cápita un 25% inferior. La percepción en gran parte del país es que las

enormes inversiones en infraestructuras no han redundado en el aumento de la productividad y el crecimiento buscados.

Otra gran república federal, EE UU, tiene una experiencia similar. Entre 1990 y 2009 Estados como Minesota y Delaware pagaron anualmente como promedio un 10% más de su PIB de lo que obtuvieron en transferencias del gobierno federal. En cambio, en ese mismo periodo, Nuevo Mexico, Mississippi y West Virginia recibieron subsidios anuales de más del 12% de su PIB.

Esos datos ilustran lo que implica una unión fiscal entre Estados disímiles. Si ese tipo de unión fuera la solución de la crisis del euro, los países del Norte tendrían que aumentar los subsidios a los países del Sur. Pero Alemania insiste que la zona euro no fue creada para permitir subsidios permanentes. Por ello, la solución planteada por Berlín se refleja en el plan de seis puntos que la canciller, Angela Merkel, está preparando con sus ministerios de Hacienda y de Economía. La prioridad es crear…

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