INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 850

#ISPE 850. 15 julio 2013

 | 

El descarrilamiento el 7 de julio de un tren que llevaba 72 vagones cisterna cargados de crudo en Québec, lo que provocó una explosión que causó 20 muertos en la localidad de Lac-Megantic, es el último episodio que revela los peligros medioambientales generados por la rápida conversión de Canadá en un importante productor de hidrocarburos, que hoy representa ya el 25% de sus exportaciones.

Canadá se está convirtiendo en un “petroestado”, con toda la carga negativa que ello implica en un país que hasta ahora había estado en la vanguardia mundial en políticas medioambientales. Debido a la falta de oleoductos, las petroleras utilizan cada vez más los trenes para transportar crudo proveniente de los campos de arenas bituminosas (tar sands) de Alberta a Estados Unidos.

En 2011 la Canadian National Railways transportó 5.000 vagones cisterna de Canadá a EE UU. El año pasado fueron 30.000. Ese proceso se acelerará si Estados Unidos no aprueba la construcción del oleoducto Kesystone XL, de casi 3.500 kilómetros, para llevar crudo desde Canadá a las refinerías el golfo de México. El proyecto ha encontrado una férrea resistencia por parte de ONG que estiman que el gasoducto podría aumentar las emisiones de gases de carbono en 935 millones de toneladas métricas en 50 años.

Si el oleoducto llegara a concluirse, transportaría 830.000 barriles de crudo diarios. Barack Obama está demorando la decisión para conseguir que las petroleras y el gobierno de Ottawa reduzcan la contaminación producida por la explotación de las arenas bituminosas. La mayor parte de los depósitos canadienses de bitumen, una sustancia similar al asfalto, se encuentran debajo de bosques de 170.000 kilómetros cuadrados en el noreste de Alberta, que podría albergar las terceras mayores reservas mundiales de crudo.

A lo largo de la última década, las petroleras han invertido…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO