INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 875

#ISPE 875. 27 enero 2014

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Con una caída del PIB del 1,5% en 2013, Portugal necesita atraer inversión exterior por todos los medios. Y Angola, con una media de crecimiento anual del 11,6% entre 2002 y 2011 debido al boom petrolero (la producción se duplicó en ese periodo hasta los 1,8 millones de barriles de crudo diarios), tiene dinero en abundancia.

Aunque la clase política portuguesa no lo reconozca y la prensa se autocensure para no incurrir en su ira, la llamada “princesa de Angola”, Isabel dos Santos, hija del presidente angoleño, José Eduardo dos Santos, en el poder desde 1979, parece haberse autoañadido el título de “reina de Portugal” con sus cuantiosas inversiones en el país luso.

Los temores de algunos sectores están más que justificados. Angola es uno de los países autoritarios más corruptos del mundo. Ocupa el puesto 153, de un total de 175, en la última lista de Transparencia Internacional.

El presupuesto de las fuerzas de seguridad supera a los de sanidad, agricultura y educación juntos. Según el FMI, entre 2007 y 2010 se perdieron en Angola en operaciones fiscales opacas al menos 32.000 millones de dólares. Un 70% de los angoleños vive con menos de dos dólares al día.

Según un reciente reportaje de la revista francesa Mediapart, Portugal se convierte en centro neurálgico de blanqueo de dinero de nuevos ricos angoleños, unos centenares de hombres de negocios cercanos al clan Dos Santos y la cúpula del partido único, el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA).

Isabel dos Santos posee una fortuna valorada en 1.700 millones de dólares, con amplios intereses y activos en banca, cemento, diamantes y telecomunicaciones. Posee el 25% de la operadora angoleña Unitel, un paquete de acciones valorado en 1.000 millones de dólares, pero la mitad de sus activos están en compañías portuguesas que…

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