INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 890

#ISPE 890. 19 mayo 2014

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La tasa Tobin europea, que gravará la compra y venta de acciones con un tipo del 0,1% y del 0,01% en el caso de transacciones de derivados, ya aprobada por el Eurogrupo en 10 países de la zona euro, podría recaudar 35.000 millones de dólares anuales cuando entre en vigor en 2015.

Para evitar la deslocalización de las entidades que la quieran evadir, se aplicará el criterio de emisión y no de residencia. Aunque no está claro aún el calendario de su aplicación ni tampoco a qué propósitos se dedicará la recaudación, el acuerdo es un hito en las políticas fiscales comunitarias al ser el primer impuesto transfronterizo armonizado sobre el sistema financiero comunitario que, según estimaciones de la Comisión Europea, se ahorra 18.000 millones de dólares anuales debido a la baja presión tributaria.

Pero las controversias que genera la tasa se van a agudizar a medida que se acerque su aplicación. En 2002, el propio James Tobin dijo que su nombre había sido “secuestrado” para bautizar un impuesto que él concibió para gravar transacciones en divisas y así reducir la volatilidad cambiaria.

Sus críticos aseguran que penalizará a los inversores más pequeños porque los grandes dejarán de operar en los países que la apliquen. La Deutsche Börse sostiene, por ejemplo, que si las entidades la trasladan a sus clientes, las transacciones en bolsa se podrían desplomar hasta un 20%.

Londres, por su parte, se opone tajantemente a cualquier impuesto que pueda restar competitividad a la City y a ceder competencias tributarias a Bruselas. El Tribunal de Justicia Europeo, sin embargo, ha dictaminado que Reino Unido no tiene derecho a bloquear iniciativas de otros países comunitarios en esa dirección. Suecia, Dinamarca, Hungría, Holanda, Luxemburgo y Malta apoyan la posición del ministro de Finanzas británico, George Osborne, que asegura que…

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