INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 916

#ISPE 916.1 diciembre 2014

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Las exploraciones petrolíferas encargadas por Marruecos a las compañías Kosmos Energy y Cairn Energy en aguas del Atlántico oriental, entre Canarias y la costa saharaui, podrían abrir un nuevo frente en un conflicto que se prolonga desde hace 40 años en lo que algunos analistas llaman la “última colonia” de África.

En 2002, la ONU dictaminó que la explotación petrolera en el Sahara occidental, que no tiene una autoridad administrativa reconocida internacionalmente, solo será legítima si beneficia al pueblo saharaui. Aunque Kosmos asegura ajustarse a la opinión legal de la ONU, hasta ahora todas las petroleras internacionales que han intentado explorar la zona se han retirado por las presiones de organizaciones de derechos humanos y los inversores.

Los portavoces de la llamada República Democrática del Sahara han denunciado que las exploraciones petrolíferas solo sirven para justificar la ocupación. El propio consultor de la ONU que delineó el dictamen de 2002, Hans Corell, ha advertido que cuantos más recursos naturales se encuentren en el Sahara y su litoral, menores incentivos tendrá Rabat para cumplir con las resoluciones de la ONU.

Aunque la renovación del mandato de la misión de la ONU en el Sahara, Minurso, no se producirá hasta abril de 2015, Marruecos está redoblando sus esfuerzos para blindar sus flancos vulnerables. El inspector general de las Fuerzas Armadas Reales marroquíes, general Bouchaib Arroub, visitó EE UU el pasado noviembre con el fin de neutralizar los intentos de la Casa Blanca para introducir la supervisión de los derechos humanos en la misión de la Minurso, vigilar las actividades del enviado especial de la ONU, el diplomático estadounidense Christopher Ross, y denunciar una supuesta colaboración entre el Frente Polisario y grupos yihadistas en el Sahel.

En el frente europeo, Rabat tampoco quiere sorpresas. Y menos ahora, cuando España se apresta a…

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