INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 960

#ISPE 960. 2 noviembre 2015

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Con toda probabilidad, el sucesor(a) de Barack Obama será el quinto presidente consecutivo que bombardeará Irak. Es más, en una reciente comparecencia ante el Senado, el secretario de Defensa, Ashton Carter, advirtió que Estados Unidos no descarta la posibilidad de emprender acciones militares terrestres contra las fuerzas del Estado Islámico/Daesh.

Fuentes del Pentágono aseguran que para recuperar Ramadi y Mosul, el ejército iraquí va a necesitar apoyo de tropas sobre el terreno, lo que las expondrá a sufrir bajas. De hecho, el sargento Joshua Wheeler, miembro del cuerpo de élite Delta Force que murió en una reciente misión de rescate de 69 rehenes que el Daesh tenía en su poder en Hawiya, ha sido el primer militar de EE UU caído en combate en Irak desde 2011.

Después de 4.000 millones de dólares gastados por el Pentágono en un año en la campaña aérea contra el Daesh, los yihadistas siguen ocupando el llamado “triángulo suní”, que cubre un tercio del territorio iraquí. Así, con los kurdos ejerciendo una soberanía de facto desde 1991, los suníes marginados del poder desde la caída del antiguo régimen y las milicias chiíes que han jurado lealtad al líder supremo iraní, Ali Jamenei, campando a sus anchas por Bagdad y Basora, Irak se ha convertido en un Estado zombi, con fronteras que hoy son solo líneas irreales en mapas obsoletos.

El primer ministro, Haider Al Abadi, que sucedió en el poder en 2014 al también chií Nuri al Maliki, no ha podido cerrar las fisuras sectarias que enfrentan a suníes, chiíes y kurdos. Cristianos, judíos, yazidíes y mandeos, que alguna vez fueron comunidades florecientes, han desaparecido.

El gobierno se enfrenta, por otra parte, a una brusca caída de sus ingresos por la caída del precio del crudo y tiene graves…

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