INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 962

#ISPE 962. 16 noviembre 2015

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La decisión de Grifols, multinacional española especializada en el sector farmacéutico y hospitalario y tercera compañía del mundo en hemoderivados (plasma sanguíneo), de trasladar a Dublín varias de sus principales actividades ha inquietado a España. No es para menos. Es la primera vez que una empresa española de esa entidad opta por trasladar el grueso de sus servicios –y no solo su domicilio virtual– a otro país europeo.

En 2011, Inditex trajo de vuelta a España desde Irlanda –donde el impuesto de sociedades es del 12,5%, frente al 28% de España– su división de venta online debido a la presión de las críticas. Grifols, sin embargo, se ha mostrado inmune a ellas, quizá porque genera fuera de España el 95% de su facturación, que alcanzó los 3.355 millones de euros en 2014. El 22 de octubre la compañía inauguró su nueva sede en la capital irlandesa, en la que trabajarán 140 personas, con una inversión de 90 millones de euros.

En Dublín, Grifols situará su división de hemoderivados, que representa el 75% de sus ventas, un centro de I+D; la tesorería global, hasta ahora dispersa; su centro logístico para Europa y Asia y la dirección de asuntos regulatorios y de control de calidad. Eso sí, mantendrá su sede fiscal en Barcelona y sus centros de producción y distribución en España. La compañía ha explicado que su decisión se debe a la estabilidad política irlandesa y a su sofisticada fuerza laboral, que se maneja en inglés. Estados Unidos –donde se encuentran más de la mitad de sus 14.000 trabajadores (en España solo tiene 3.000)– es ya el primer mercado de Grifols, una compañía con presencia directa en 30 países.

Otro factor clave para Grifols ha sido la próxima aprobación por el gobierno de Dublín del llamado Knowledge Development Box (KDB),…

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