POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 7

La Alemania ficción

Jean-Paul Picaper
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Año 2030: “ ¿Hay vida en Alemania Federal?” “Sí, vestigios: treinta y ocho millones de alemanes aproximadamente; es decir, un poco más de la mitad de la población que había en 1950.”

¿Qué sucedió con el resto, si no hubo guerra alguna? Las reivindicaciones territoriales sobre las provincias del Este han cesado. Se piensa en comprar a la RDA a precio de oro algunas parejas jóvenes, ya que en el Este la natalidad ha aumentado desde finales de los años ochenta del siglo pasado. El territorio entre el Rin y el Elba, considerado mínimo cincuenta años antes, parece haber aumentado de tamaño: hay grandes extensiones despobladas, las tierras están en barbecho y el aire y el agua corren limpios, ya que, con el cierre de las grandes industrias, la contaminación ha desaparecido. No obstante, los bosques desaparecen, porque se necesita madera para calentarse. La gente apenas trabaja ya. ¿Para qué? Con una cuota para la jubilación de un 43 por 100 sobre el salario percibido por una población activa en grave disminución, para alimentar a un ejército de jubilados, y con un seguro de enfermedad que asciende al 30 por 100 del salario, “ganarse la vida”, como se decía antes, ha perdido todo interés. Alemania vegeta. El impuesto de la renta ha sido abolido, pero esta medida no sirve de nada. ¿La riqueza? Ya no existe. Un pequeño grupo político, los “industriales”, hace un último llamamiento, en vano. La apatía gana terreno año tras año. Se llega a la etapa que conduce de la decadencia al hundimiento. Los astrólogos y los gurús han vencido. Es como las orillas del Ganges en el siglo XX, pero hace frío, la ropa es gris y la superstición se ha llevado por delante a la religión. Dentro de algunos años, nadie sabrá que dos…

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