POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 158

La oportunidad de reinventarse a sí misma

Jorge Dezcallar
 | 

En esta ocasión, la posibilidad de la paz en Colombia es más real que nunca. La combinación de normalización política, impulso a la economía y recobrada confianza en sí mismo puede transformar el país, convirtiéndolo en una de las naciones claves de América Latina.

Las conversaciones de paz que actualmente tienen lugar en La Habana, entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), constituyen una oportunidad histórica para esta nación suramericana. Pueden salir mal, como otras negociaciones de paz anteriores. Los asuntos en discusión no son fáciles: son las razones de fondo de la violencia que azota Colombia desde hace más de 60 años. Una violencia que, según un reciente informe del Centro de Memoria Histórica colombiano, ha provocado 220.000 muertos desde 1958, el 81 por cien de ellos civiles. Según datos del gobierno, el número total de víctimas, incluyendo a los desplazados internos, podría estar en torno a los cinco millones. No se trata solo de víctimas de las FARC, sino también de los grupos paramilitares, bandas criminales y de la propia policía y el ejército.

Un conflicto de esa dimensión, que ha arrasado territorios muy extensos del país y distorsionado gravemente el tejido de una parte de la sociedad colombiana, no se soluciona con facilidad. Además, existen grupos importantes que se oponen al actual proceso de negociación, tanto dentro del sistema político colombiano como fuera del mismo.

Aun así, las conversaciones de La Habana parecen ofrecer unas posibilidades de éxito mayores que las anteriores. Entre otras cosas, porque el relativo fracaso de estos últimos contribuyó a crear las condiciones para ello. Sin la silla vacía de Manuel Marulanda, Tirofijo, en el Caguán, el presidente Andrés Pastrana no hubiera dado un impulso tan fuerte al Plan Colombia, que permitió el rearme de las fuerzas…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO