POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 182

En el centro, el gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan en el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista (Pekín, 19 de octubre de 2017). GETTY

¿El ‘momento Minsky’ de China?

El partido-Estado ha sido capaz hasta ahora de resolver los problemas del país. ¿Es posible que se vea desbordado ante una economía y una sociedad cada vez más complejas?
Eugenio Bregolat
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En una intervención en los márgenes del XIX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), en octubre de 2017, Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Popular de China (banco central), dijo: “El optimismo imperante, con exceso de deuda y especulación, crea tensiones que pueden desembocar en una corrección abrupta. Eso es lo que llamamos ‘momento Minsky’.” Zhou, que se espera deje este año el cargo, en el que lleva 15, es una de las voces más cualificadas para hablar de la economía china, y a su gestión debe atribuirse una parte importante de los éxitos económicos de los últimos años.

Zhou es un reformista avanzado, discípulo del exprimer ministro Zhu Rongji, el hombre que más ha influido en la política económica china desde el inicio de la reforma, después de Deng Xiaoping, y del profesor emérito de la China-Europe Business School (CEIBS) Wu Jinglian, el más liberal de los economistas chinos, y probablemente el más influyente en los 40 años de reforma económica. Admirador de la socialdemocracia alemana, Wu define el socialismo como “economía de mercado más justicia social” y es, en consecuencia, uno de los blancos preferidos de los ataques de la Nueva Izquierda, el sector más conservador del PCCh (conviven en el Partido, por cierto, desde socialdemócratas hasta neomaoístas).
Zhou Xiaochuan ha promovido la progresiva liberalización de los tipos de interés bancario y del tipo de cambio del renminbi, la apertura de la cuenta de capital y, en general, la reforma del sistema financiero y del económico. Considera que el talón de Aquiles de este último es el elevado endeudamiento, que a finales de 2016 ascendía al 247% del PIB, el 165% del cual corresponde a la deuda corporativa. El atenuante es que la mayor parte del crédito es doméstico y no exterior, lo cual pone el país al abrigo…

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