POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 123

Nabucco, Europa y el gas del mar Caspio

Carlos Echeverría Jesús
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Si Rusia no lo frustra antes, el gasoducto Nabucco será la llave para reducir la dependencia de la UE de los suministros rusos de gas natural. Cortejados por Pekín, Moscú y Bruselas, los países del Caspio decidirán las rutas energéticas entre Asia Central y Europa.

El afán ruso por anclar a Asia Central en su estrategia energética, frenando la penetración occidental en la región del Caspio, y por evitar a países de tránsito como Ucrania y Turquía en el diseño de futuros gasoductos para abastecer al ávido mercado de Europa occidental, se refleja hoy en tres grandes proyectos: el North Stream y el South Stream, apoyados por Rusia, y el Nabucco, apoyado por la Unión Europea. Nabucco plantea incógnitas tanto por la oposición de Moscú como por la posible participación de Irán.

Hoy el 43 por cien del gas que consume Europa procede de Rusia, seguida de Argelia, que suministra el 30 por cien. El progresivo dominio de Gazprom, el gigante gasístico ruso que abastece a Europa occidental a través de cuatro gasoductos en servicio (Transbalkan 1 y 2, Yamal y Blue Stream 1), dificulta las relaciones entre Moscú y Bruselas.

Rusia, que seguirá siendo previsiblemente el principal suministrador de gas natural a Europa en las próximas décadas, es signatario de la Carta Europea de la Energía, pero la Duma no ha autorizado aún su ratificación. Mientras esto no ocurra, Moscú seguirá con sus políticas de cortes de suministro y con sus prácticas monopolísticas que tanto dificultan las relaciones. La decisión de la Comisión Europea, de 19 de septiembre de 2007, de limitar la expansión de Gazprom en la UE –donde está presente, con más o menos intensidad, en 17 Estados miembros– unida a la celebración, pocos días antes en Budapest, de una conferencia internacional sobre el proyecto Nabucco parecen…

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