POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 152

Nueva etapa para la economía de Brasil

Francisco Javier Urra
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La desaceleración brasileña ha avivado el debate sobre los fundamentos de su economía. Para algunos se trata del agotamiento del modelo, para otros de un bache en un camino que sigue siendo favorable. ¿Cuáles son los cuellos de botella que limitan el potencial del país?

La economía mundial ha cerrado su balance 2012 con un resultado muy negativo. A la dilatada, y aún sin solución a la vista, crisis de la zona euro, se sumaba la incertidumbre del llamado “abismo fiscal” en Estados Unidos, salvado una vez más in extremis a la espera de una improbable solución definitiva de los problemas fiscales de la primera economía del mundo. A este escenario se añadía, además, una nueva señal de alarma: la economía brasileña, que durante los últimos años ocupaba el papel de líder latinoamericano registraba una fuerte contracción de su crecimiento, con un tasa anual del PIB de apenas el uno por cien.

La desaceleración de la economía brasileña ha encendido un debate que, sin embargo, llevaba largo tiempo produciéndose entre quienes afirmaban que los signos de ralentización respondían principalmente a la coyuntura internacional, y que Brasil mantenía unos fundamentos económicos sólidos y una prometedora perspectiva en el medio y largo plazo, y aquellos que, sin negar lo anterior, ponían el acento en que hay señales de un agotamiento de modelo, caracterizado por su baja productividad, falta de innovación y escasa internacionalización, incapaz de mantener un crecimiento sostenido a largo plazo. Para alimentar el debate, los datos disponibles son generosos para argumentar ambas posiciones. Más aún, las posiciones ideológicas también influyen a la hora de avivar una discusión en la que, de forma incluso inconsciente, existe el deseo de probar las bondades o maldades de un modelo económico particular como el brasileño, difícilmente catalogable con etiquetas simplificadoras.

Para Brasil, no obstante,…

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