POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 158

Para llegar juntos adonde no podemos llegar solos

El Consejo Europeo de diciembre de 2013 es el punto de partida para una reactivación de la PCSD que exige una base política más sólida e involucrar a las instituciones, los Estados y la industria.
Alejandro Alvargonzález
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Cuando los padres fundadores de lo que hoy denominamos la Unión Europea se entregaron a su proyecto, en realidad pensaban en la seguridad. Se trataba de una generación –la de los Jean Monnet, Robert Schumann, Konrad Adenauer– que había sufrido dos guerras mundiales y temía la llegada de una tercera. Por eso fueron guiando la construcción de las estructuras que, finalmente, salvaron a Occidente de los blindados soviéticos, quién sabe si de la guerra nuclear o, sencillamente, de la pérdida de su ser, esculpido con paciencia desde el Renacimiento hasta hoy.

Aquella construcción funcionó. Sin que nadie supiera predecirlo, la Unión Soviética acabó por derrumbarse ante una Europa occidental boquiabierta, y la cooperación política europea dio sus primeros pasos en un contexto cambiante, cuando la amenaza soviética se desvanecía y otras no se adivinaban todavía.

En 1992, el Tratado de Maastricht establecía la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y en ella “la definición, en el futuro, de una política de defensa común”. Fue el Tratado de Ámsterdam, en 1997, el que fijó como base de esa política de defensa común las llamadas misiones Petersberg.

La Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) surgió como resultado de la necesidad sentida en Europa de disponer de herramientas para la gestión de crisis, y fue creciendo en paralelo con la decisión de reorientar los cometidos de la OTAN y reforzar en su seno el pilar europeo de defensa. Fue, además, una auténtica necesidad tras la frustración por la falta de actuación en los Balcanes, donde los países europeos fueron incapaces de atajar las guerras desatadas en los años noventa en el corazón del Viejo Continente. Eran momentos en que se presentía que había que redefinir aquellas estructuras triunfantes que, de la noche a la mañana, se habían quedado sin objetivos ni…

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