POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 14

El presidente rumano Nicolae Ceausescu (1918-1989) durante un mitin en Sfantu Gheorghe (Rumanía) en 1975. GETTY

Rumanía, grandeza y tragedia

Rumanía ha vivido en los últimos cincuenta años uno de los períodos más trágicos de su historia, terminando en una masacre y un genocidio llevados a cabo por los instrumentos de una tiranía de tipo personal e ideológico.
Jorge Uscatescu
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Me gustaría tener en estas horas la concisión de un Guicciardini, embajador de Florencia ante los Reyes Católicos, en su “Relazione di Spagna”, para poder relatar serena y sucintamente lo que ha ocurrido en Rumanía durante el último medio siglo, uno de los períodos más trágicos de su historia. No creo que el modelo guicciardiniano, diplomático agudo, historiador y escritor ilustre, pueda ser seguido, en esta hora tensa y dolorosa, por mí, cuando muchas esperanzas florecen sin que desgraciadamente puedan arraigar con fuerza en mi espíritu. Este medio siglo desgraciadamente sufrimientos y sacrificios sin límite de un pueblo acaba de culminar en la masacre y el genocidio, llevados a cabo por los instrumentos de una tiranía de tipo personal e ideológico cristalizada en el poder de un clan y una casta beneficiaria de todos los bienes, recursos y esfuerzos de una nación esclavizada en el más radical sentido del término. Algo que puede, sí, singularizarse, pero al-mismo tiempo puede brindar la imagen definitiva de lo que puede dar de sí el comunismo al servicio de una casta implacable, en cuyas manos la ideología no es otra cosa que un instrumento absoluto de poder, una casta sin el menor apego a los sentimientos de un pueblo sometido, sin comprensión y piedad humana. Imagen perfecta de lo que Marx mismo definía por su cuenta y con su intencionalidad “despotismo asiático”. Resultado irrefrenable de la misma idea de Lenin de que lo único importante es el poder. Todo ello en un tiempo como el nuestro, del cual otro profeta de los tiempos que corren, Leon Trotsky, decía: “En el siglo XX el poder es triste”, frase recogida por Albert Camus. También fue Trotsky el que sobre el tema dijo: “Quien no ama el poder unido al crimen, no debía nacer en nuestro siglo.”…

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