AFKAR-IDEAS  >   NÚMERO 37

Tras la revolución, ayuda financiera externa

Ricard González
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Además de por solidaridad, la ayuda a Libia se debe a que los países occidentales conocen el riesgo de que este país árabe se convierta en un Estado fallido

En Túnez, los gobiernos extranjeros buscan reforzar los vínculos políticos con la nueva elite dirigente,
así como facilitar la entrada de sus empresas

En Egipto, los intereses son políticos, por su situación estratégica, y económicos, por el tamaño de su mercado y su mano de obra barata

El conjunto de rebeliones agrupado bajo la etiqueta de la Primavera Árabe comparte una serie de causas, demandas y objetivos. Sin embargo, su desarrollo ha dado lugar a situaciones muy diferentes a causa de la historia, la demografía, la estructura social y el diseño institucional de cada Estado. Las economías de los países del norte de África no son una excepción a esta pluralidad, que se da incluso entre Estados vecinos.
En este sentido, Libia constituye un caso realmente particular. Su economía fue la que sufrió un mayor impacto negativo en 2011, y su producto interior bruto (PIB) se contrajo un 60%. No en vano, el país padeció una guerra civil de más de seis meses de duración, un acontecimiento más desestabilizador que los levantamientos pacíficos en Túnez y Egipto. Ahora bien, la economía libia es la que más rápido ha recuperado su dinamismo. Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), su PIB creció un 122% en 2012, y lo hará un 16% en 2013…

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