>   NÚMERO 3

Nación, frontera, reforma

Carta a los lectores
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El presente número tiene un objetivo principal: dar a conocer y profundizar en un importante mercado para las empresas españolas, promoviendo las inversiones y el comercio con Marruecos; también, naturalmente, entre la Unión Europea (UE) y Marruecos. Pretendemos hacerlo mediante información objetiva, de una parte, y de otra, a través del contraste de experiencias y opiniones. Hemos pedido colaboración a autores de un lado y otro del Estrecho, sin excluir a alguno, como Michel Jobert, antiguo ministro de Asuntos Exteriores francés, seguidor constante de los asuntos del norte de África.

Las instituciones políticas y las económicas –como es más que sabido– mantienen una relación continua y profunda. Marruecos se mueve en torno a una renta per cápita de 1.200 dólares, muy baja si se compara con la europea, pero alta en relación con la de la mayor parte de los pueblos de África. Tiene, a nuestro juicio, un factor de esperanza derivado de su tentativa reiterada de afirmación institucional. Y tiene, mitigados, los problemas propios del mundo norteafricano: desordenada distribución de poderes, opacidad, sistema judicial dependiente, dos intentos de golpes de Estado…

Pero existe también, sobre el texto constitucional, un reconocimiento de los derechos humanos, un principio de descentralizacion administrativa, un parlamento.

A diferencia tanto de los restantes países del Magreb como de Egipto, Marruecos tiene lo que en Europa llamaríamos unas incipientes instituciones democráticas, inexistentes en el resto de la región norteafricana. El país está regido por un entramado de fuerzas en el que está demasiado presente el poder personal y dinástico. Pero ese poder se ejerce, generalmente, con tacto, sin brutalidad; Marruecos da a veces pasos atrás (estado de excepción entre 1965 y 1970), pero la línea general es ascendente y liberalizadora. Esto nos dice la fría descripción.

Marruecos por otra parte no pertenece a la cultura occidental,…

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