Crisis nigeriana: las heridas del león africano

María Rodríguez Alcázar
 |  2 de septiembre de 2016

En el club de los leones africanos, Nigeria desbancaba en 2012 a Suráfrica como mayor economía del continente. Y lo hacía generando grandes expectativas en el plano internacional, con una tasa de crecimiento del PIB constante, mes a mes. Pero por primera vez desde 2004, Nigeria experimenta en 2016 una recesión que cuestiona su posición como país emergente.

 

Crecimiento del PIB de Nigeria

 

El decrecimiento económico nigeriano está basado en un producto, el petróleo, del cual depende el 70% de los ingresos del Estado. El oro negro puede ser para los países una bendición o una maldición, dependiendo no solo de cómo gestionen el recurso de manera interna, sino de su precio en el mercado internacional.

 

La producción del petróleo

Para entender la crisis nigeriana es necesario adentrarse en la realidad política del país y en la forma en la que los recursos y el poder están distribuidos. Nigeria es un Estado Federal que duplica en extensión a España, con más de 900.000 kilómetros cuadrados. El sur, la región del Delta del Níger, es la zona donde se encuentran las reservas y las terminales de explotación petrolífera.

 

Mapa del petróleo en Nigeria

 

Son numerosos los grupos que desde hace años reclaman al gobierno central una mayor autonomía e inversiones en la región sur. Destaca el Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEND), quien desde 2006 protagoniza ataques reivindicativos. La violencia cesó con un acuerdo de amnistía en 2009 entre Abuya y el MEND: el gobierno, además de beneficios de formación y acceso a empleo para 30.000 personas del sur, establecía una asignación económica mensual. Con la llegada de Muhammadu Buhari a la presidencia se cerró este programa por la falta de recursos. El gobierno sustituyó la medida por el refuerzo militar para la vigilancia de las centrales petroleras en el Delta del Níger. Esto dio pie a que, desde enero de 2016, además de los más de 1.600 oleoductos saboteados, se hayan producido ataques en los conductos de petróleo de Agip y Shell. La mayor parte de estos ataques son reivindicados por el grupo Vengadores del Delta del Níger (NDA, por sus siglas en inglés), caracterizado por sus ataques sofisticados, estratégicos y mediáticos, con los que reivindican una participación mayor de los beneficios del petróleo e independencia para la región del Delta. El NDA no parecía, en un principio, querer negociar con el gobierno un cese de la violencia; de hecho, el grupo amenazaba con una independencia unilateral. Sin embargo, el 28 de agosto el NDA aceptó negociar con el gobierno nigeriano. A las dificultades de una negociación espinosa hay que añadir la existencia de otros grupos armados que se niegan a negociar y mantienen la situación de inseguridad.

Ante los ataques, diferentes petroleras transnacionales cerraron sus terminales y evacuaron a sus trabajadores por motivos de seguridad, entre ellas la terminal de Qua Iboe (instalación más grande de Nigeria, que solía exportar más de 3.000 barriles por día). La producción de oro negro se redujo en un 40%, situándola en los niveles más bajos en tres décadas. En mayo, Nigeria cedió su posición de mayor productor africano de crudo a Angola.

 

El mercado de petróleo

Otra de las causas de la crisis económica nigeriana es el desplome del precio del petróleo. Al igual que el resto de economías altamente dependientes del oro negro, Nigeria ha sufrido una gran contracción de sus ingresos. La bajada de precios, ideada por la Organización de Países Exportadores del Petróleo para mantener su competitividad frente al fracking estadounidense, ha perjudicado al Estado africano.

 

Precio del crudo 2014-2016

 

El presupuesto de Nigeria para 2016 contaba con una producción petrolífera de 2,2 millones de barriles por día (bpd) a un precio de 38 dólares el barril. Además de que con los primeros ataques a oleoductos la producción cayó a 1,56 millones de bpd, a principios de 2016 se vendía solo a 30,7 dólares el barril. No es de extrañar, por tanto, que en la actualidad Nigeria cuente con un déficit presupuestario de 7.000 millones de dólares y que numerosas empresas hayan decidido abandonar sus actividades en el país por impagos e inseguridad.

 

La gestión de la crisis por el gobierno

La crisis era un asunto del que la presidencia debía tomar las riendas. Así lo entendió Buhari, que ya podía prever el estallido de esta crisis al comienzo de su mandato. El presidente era reacio a la devaluación de la moneda como medida para combatir la crisis, por lo que decidió limitar el acceso a divisas extranjeras en el país y el comercio con dólares de bancos y empresas, mientras mantenía fijo el tipo de cambio del naira. A principios de junio el valor del naira se desplomó en el mercado paralelo. Tras la insistencia de inversores y organismos internacionales y pese a su voluntad, el gobierno permitió, por primera vez en la historia del país, la libre flotación del naira, es decir, que su valor se desligara del dólar y tuviera un tipo de cambio flexible dirigido por el mercado. De esta forma el valor de la moneda nigeriana disminuyó en un 55% .

La devaluación, como podía esperarse, ha devenido en inflación, que se encuentra en el punto más alto desde diciembre de 2012. Los precios se han disparado especialmente en productos frescos y cereales, lo que más afecta a la población.

 

Inflación en Nigeria

Evolución de los precios de alimentos y el valor del Naira (NGN). Fuente: FEWS NET.

 

El gobierno era consciente del impacto de estas medidas sobre las personas menos favorecidas, por lo que ha invertido en políticas expansivas para seguir fomentando el consumo. Pese a ello, la inflación está previsto que siga aumentando y empeorando la situación social. El aumento de la pobreza llevará a la revitalización de la economía sumergida, en un país donde, pese a los grandes esfuerzos de ciertas personalidades, existen grandes problemas de corrupción.

 

Boko Haram y la población del noroeste

Mientras tanto, la recesión económica agrava la situación en el noreste del país, zona del lago Chad que se encuentra en crisis humanitaria por la insurgencia del grupo extremista Boko Haram.

Este área, cada vez más accesible tras la recuperación de territorios por parte de la fuerza multinacional mixta, es en palabras de Médicos Sin Fronteras un “desastre sanitario”. La dificultad para prestar ayuda humanitaria radica en la inseguridad del acceso a determinadas zonas controladas por Boko Haram, pero también debido a la falta de fondos nacionales e internacionales para afrontar la situación.

El aumento de los precios tras la devaluación de la moneda afecta especialmente a esta población, que tiene una tasa de desnutrición grave superior al 15%. La “emergencia alimentaria” ha sido decretada por el gobierno en el Estado de Borno. Si no se atiende con urgencia a las personas desnutridas, la situación puede convertirse en una hambruna, el máximo nivel de gravedad en catástrofes nutricionales).

 

Crisis territorial en Nigeria

Inseguridad alimentaria, agosto-septiembre 2016. Fuente: FEWS NET.

 

Son muchos los retos que Abuya debe afrontar en los próximos meses. Está en la mano del presidente Buhari la gestión efectiva de esta crisis social, económica, política y militar para que Nigeria no abandone el tren de las potencias emergentes y se suba al de los Estados fallidos.

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