POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 149

Carta de Europa: Balcanes: el largo camino a la integración europea

José Enrique de Ayala
 | 

Tras la próxima adhesión de Croacia a la UE, aún quedarán en la península balcánica cinco países (seis contando a Kosovo), cuyo único futuro posible es su inclusión en el proyecto comunitario.

Europa sangró por primera vez desde la Segunda Guerra mundial a mediados de la década de los noventa, y lo hizo de nuevo por los Balcanes, su zona más frágil. El violento desmembramiento de Yugoslavia cambió la percepción que los europeos tenían de su seguridad, hasta el punto de provocar la puesta en marcha de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) y dio a luz a seis naciones independientes, entre las que había niveles muy distintos de desarrollo y cohesión social. Esa diferencia, que no ha hecho sino incrementarse desde la separación, ha marcado el camino de su evolución y está condicionando el ritmo de su integración en el proyecto europeo.

El país más desarrollado y homogéneo étnicamente era –y es– Eslovenia, que consiguió su independencia de Yugoslavia en junio de 1991, tras un breve enfrentamiento con el ejército federal. Con un PIB per cápita (en paridad de poder adquisitivo, ppa) de 28.600 dólares, próximo a la media comunitaria (31.600), y superior al de muchos Estados miembros, como Polonia y Portugal, y sin problemas políticos internos ni externos, Eslovenia se integró rápidamente con los países occidentales, ingresando en la OTAN en marzo de 2004 y en la UE en mayo de ese año, junto a otros siete países del centro y este de Europa (además de Chipre y Malta), a los que se adelantó en la adopción del euro, en enero de 2007…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO