Las mayores chapuzas en las elecciones europeas

 |  22 de mayo de 2014

Que las elecciones europeas son aburridas es un lugar común. El electorado en España da muestras de una apasionada indiferencia: se estima que la participación el 25 de mayo rondará ligeramente por encima del 40%. El interés en el resto de la Unión Europea no parece mayor. De ahí la urgencia de la pregunta: ¿cómo captar la atención de unos votantes entre los que cunde el desafecto?

La táctica más eficaz, aunque no para el candidato o partido que la despliega, es realizar declaraciones y acciones ofensivas, estúpidas, o ambas al mismo tiempo. Ya son multitud  los políticos europeos que lo han intentado. A continuación, el ranking de las mejores perlas.

En quinto lugar, Andreas Mölzer. El candidato del xenófobo Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) ni siquiera llegó a la campaña electoral. A principios de abril, Mölzer presentó su dimisión, motivada por una no muy afortunada intervención en la que lamentó que la UE se estuviese convirtiendo en un Negerkonglomerat, un “conglomerado de negros”. Es posible que el FPÖ liquidase su candidatura con el fin de presentar una imagen menos ultraderechista. Pero tal vez el problema de Mölzer fuese su inconsistencia: también comparó el futuro “conglomerado de negros” con el Tercer Reich. ¡Eso sí que no! Y es que Jörg Haider, vieja gloria del FPÖ, no ocultaba su simpatía por los veteranos de las SS y el “orden” que impuso Adolf Hitler a la sociedad austriaca.

En cuarto lugar, Miguel Arias Cañete. ¡A mí el micrófono, que los arrollo! Pero no a ellas, porque no es decoroso. Este y no otro –como por ejemplo, la ausencia de “superioridad intelectual”– es el motivo por el que el candidato del Partido Popular perdió el debate contra Elena Valenciano. ¿Machista, Cañete? Lo cierto es que sus excusas, unidas a un historial de citas de dudosa respetabilidad y la ley del aborto con que el gobierno amenazará en cuanto terminen las elecciones, han dañado la imagen del candidato y la de su partido. Normal.

En tercer lugar, Silvio Berlusconi. ¡Inconcebible! Berlusconi, parangón de la discreción, jamás suelta barbaridades. Aquello de que los Obama estaban “muy morenos” no era más que una simpática chanza. ¿Lo de haberse acostado con ocho mujeres –de pago, hemos de suponer– en una noche, y que mejor eso que ser gay? Chascarrillos sin importancia. No nos pongamos sensibleros; a vivir, que son dos días y nos espera otra orgía en Cerdeña. La última entrega de la saga Berlusconi tuvo lugar en el acto de presentación de los candidatos de su partido, cuando comparó al socialdemócrata alemán Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, con el guarda de un campo de concentración. ¡Muy sutil! Por suerte supo salir del apuro: “Para los alemanes, es como si [los campos] no hubieran existido”. Y esto lo dice un personaje que elogiaba a Benito Mussolini. Tal vez fuera una fuga de botox en el cerebro.

En segundo lugar, el Centro de Información de la UE de Dinamarca. La institución emitió un anuncio surrealista para fomentar la participación en las elecciones europeas. En él, un vigoréxico con chupa de cuero llamado Voteman intenta convencer a sus conciudadanos para que acudan a las urnas. Voteman recurre a métodos poco convencionales, como reventar a los votantes apáticos que se cruzan en su camino. Lo hace a puñetazos, empleando las estrellas de la bandera de la UE como shurikens, o incluso blandiendo un delfín. Sí, blandiendo un delfín. También aparece recibiendo servicios sexuales de cinco mujeres escuetamente vestidas (llevan tacones y ligas). ¿A quién se le ocurre semejante idea de bombero? A alguien que, posiblemente, acaba de quedarse sin trabajo. El vídeo fue retirado a las 24 horas.

En primer lugar, el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP). La formación euroescéptica –o, mejor dicho, eurófoba– ha cometido un sinfín de meteduras de pato a lo largo de la campaña. Las más sonadas: pedir que sean ahorcados los políticos de la competencia, emplear como imagen de campaña un famoso meme cómico, imprimir publicidad en Alemania y emplear a inmigrantes lituanos para repartirla, y pedir la supresión de la ayuda al desarrollo a “Bongo-bongolandia” (no se refería al “conglomerado de negros”, sino a África). En una entrevista devastadora con James O’Brien, Nigel Farage, líder de UKIP y candidato a las europeas, quedó expuesto como un populista lleno de prejuicios. Un director de comunicaciones incluso intentó interrumpir a O’Brien. Curiosamente, ninguno de estos errores garrafales ha pasado factura a su partido. UKIP, para desgracia de Bruselas, lidera lo sondeos de intención de voto en Reino Unido.

 

 

 

 

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