La tensión entre gobiernos, Comisión Europea y farmacéuticas que está produciendo el despliegue de la vacuna contra el Covid-19 va en aumento. El ritmo de vacunación no es el esperado. Los suministros acumulan retrasos y la capacidad de administración de los centros de vacunación todavía no ha alcanzado la velocidad de crucero. Mientras, la presión hospitalaria crece. Las muertes continúan en ascenso y los vivos sufren hartazgo, cansancio y en muchos casos penurias económicas.
2021 debería ser un año de vacunación y esperanza. El tsunami del Covid-19 golpeó con especial dureza la Unión Europea. Además de la tragedia en vidas y deterioro para la salud, se estima que el PIB cayó un 7,4% en 2020. En Estados Unidos, la caída fue de un 3,5%. China, única gran economía que no ha evitado una contracción, ha mantenido un crecimiento del 2,3%.
Para retomar el vuelo, la UE cuenta este año con dos importantes herramientas. De un lado, el plan de reconstrucción para luchar contra la crisis económica, que movilizará hasta 750.000 millones de euros. Por otro, el plan de vacunación, el más prometedor remedio para frenar los contagios y recuperar las libertades robadas por la pandemia. Pero el plan de reconstrucción…