Diez países han administrado el 75% de todas las vacunas mientras que 130 países aún no han recibido una sola dosis. Según la Universidad de Duke, de las órdenes de compra de 7.200 millones de dosis, 4.200 millones han sido de países ricos. La Unión Africana (UA) ha adquirido 670 millones de dosis para distribuir entre 1.300 millones de personas.
El Economist Intelligence Unit estima que docenas de países podrían tener que esperar hasta 2023 para vacunar a su población. De hecho, Estados Unidos ha firmado contratos para procurarse cuatro veces más dosis de las que necesita, la Unión Europea dos y Canadá seis, con lo que de sobra podrán vacunar al 70% de su población adulta antes del verano.
Así las cosas, vender vacunas es un modo eficaz de salvar vidas, reflotar economías, ganar clientes y hacer favores políticos, a veces obsequiando con “vacunas de cortesía” a gobiernos que luego las distribuyen con total opacidad entre grupos privilegiados. Moscú y Pekín –que, según datos de Airfinity, a mediados de febrero ya habían hecho llegar 800 millones de dosis a 41 países– lo han entendido perfectamente.
La UA se ha asegurado 300 millones de dosis de la rusa Sputnik V….