Autor: Mark Lynas
Editorial: Librooks
Fecha: 2014
Páginas: 320
Lugar: Barcelona

Seis grados. El futuro en un planeta más cálido

Julia García
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Seis grados es, ante todo, un trabajo de síntesis que recopila las investigaciones realizadas por centenares de científicos de todo el mundo. Todo el material procede de literatura científica revisada y en ningún momento Mark Lynas ha basado las predicciones en fuentes menos fiables. Parece un manual de supervivencia.

Estructurado en siete capítulos –con unos agradecimientos e introducción muy aclaratorios–, el primero recoge todos los impactos del calentamiento global asociados a un aumento de la temperatura de un grado; el segundo, dos grados; el tercero, tres grados… y así hasta llegar al sexto capítulo, los seis grados, el peor de los escenarios contemplados por la ciencia. Para terminar con un premonitorio y último capítulo titulado “Escojamos nuestro futuro”. En ello estamos.

El lenguaje es sencillo para que la mayoría de profanos lo encuentre comprensible. Aun así, el texto completo de todos los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) está disponible en su web.

Para la mayoría de humanos seis grados más de temperatura hoy que ayer, no significa que se acabe el mundo, solo que podemos dejar el abrigo. Pero seis grados más de temperatura media global es una perspectiva totalmente diferente. La situación sería similar a la de sentarse en el comedor para contemplar cómo se quema la cocina y entristecerse en vez de apagar las llamas, según Lynas.

Remontémonos a hace 18.000 años, durante la helada más fuerte de la última era glacial. Las temperaturas globales eran unos seis grados más fríos que en la actualidad. Nueva York estaba enterrada bajo un grueso bloque de hielo de más de un kilómetro y medio de profundidad que se adentraba en el corazón del continente. Los cambios de temperatura entonces eran súper rápidos, de varios grados en una década.

Asimismo, hace 70.000 años, en Indonesia un inmenso volcán expulsó miles de kilómetros cúbicos de polvo y azufre a la atmósfera, bloqueando el calor del Sol y provocando una caída en picado de las temperaturas. Prácticamente aniquiló a la población humana mundial, reducida a entre 15.000 y 40.000 individuos. Si seis grados de enfriamiento casi fueron suficientes para exterminar a la humanidad entonces, ¿podrían seis grados de calor tener un efecto parecido hoy? Esta es la pregunta que el libro procura responder.

Escrito por un divulgador científico, pretende insuflar vida a cada caso sin perder el rigor del documento original. La ciencia evoluciona con los años y Lynas lo recoge en este relato. Asimismo, añade un apunte general sobre el calentamiento global. Esta palabra –que alterna con cambio climático, aunque técnicamente son distintas– se refiere al aumento de las temperaturas atmosféricas mundiales como resultado del incremento de concentraciones de gases de efecto invernadero que hay en el aire que nos rodea. Es innegable que estos gases provocan el calentamiento, como si el globo estuviera envuelto en una manta adicional; y la física así lo ha determinado desde hace más de 100 años.

Los gases causan un efecto invernadero porque son opacos a los rayos infrarrojos de onda larga: el calor procedente del Sol es de onda corta, y los atraviesa directamente, pero cuando este calor es irradiado de nuevo por la Tierra, su longitud de onda es más larga y una parte es retenida por los gases, de la misma manera que el cristal de un invernadero retiene también el calor. Si no hubiera gases de efecto invernadero la temperatura media de la Tierra sería de unos -18ºC.

Desde el comienzo de la Revolución Industrial, las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) han aumentado en una tercera parte, y las de metano, otro potente gas de efecto invernadero, se han duplicado. Con fluctuaciones a lo largo de las décadas, las temperaturas globales han aumentado unos 0,8ºC en los últimos 150 años, y se espera que aumenten todavía más deprisa en el próximo siglo a causa del incremento de los niveles de CO2. Lynas transmite que se pueden evitar aumentos superiores de las temperaturas si se reducen las emisiones.

Los huracanes originan algunas de las precipitaciones más fuertes de la Tierra y por ende las inundaciones. Recordemos la tragedia del huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005. Todos estos acontecimientos son el reflejo de un mundo cambiante. El calentamiento global está intensificando el ciclo hidrológico, lo que provoca que se originen en el mar tormentas más fuertes y huracanes más violentos. Las condiciones climáticas extremas no son nada nuevo, pero la retención del calor del Sol a causa del aumento de la concentración de gases de efecto invernadero hace que haya más energía disponible en el sistema y nos enfrentemos a lo peor cada vez más a menudo. La desgracia del Katrina fue como una revelación sobre lo que nos deparaba el siglo XXI a causa de la aceleración del cambio climático.

Los supervivientes de Nueva Orleans fueron enviados a refugios temporales en Tejas, medio millón en 2014. Cuando se escribió este libro, todavía permanecían allí, se podría decir que son los “primeros refugiados climáticos”. Y el autor se preguntó, ¿qué vendrá después; qué pasará cuando el mundo se caliente poco a poco? El IPCC pronostica un previsible calentamiento global de hasta seis grados en los próximos 100 años. ¿Qué ocurrirá?

Los científicos han realizado ya centenares de predicciones –la mayoría basadas en modelos informáticos muy complejos– sobre el impacto que tendrá el calentamiento futuro del planeta sobre todas las cosas, desde el cultivo de maíz en Tanzania a las nevadas de los Alpes. De vez en cuando, un estudio llamativo aparece en los periódicos, pero la mayoría de pronósticos quedan arrinconados en revistas especializadas que solo leen otros climatólogos.

La velocidad del calentamiento es crucial para determinar la capacidad de la civilización humana y de los ecosistemas naturales de adaptarse al clima cambiante. La historia nos ha enseñado que los acontecimientos humanos son demasiado impredecibles. Pero hay algo sobre lo que Lynas no duda: el cambio climático es el lienzo sobre el que se pintará la historia del siglo XXI.

Termina el autor su interesante narración –más bien parece una novela al uso que un libro científico– con un pensamiento muy apropiado para el momento que vivimos en plena Cumbre del Clima de París; la más importante, esta vez sí, de todas las cumbres. Una sociedad baja en carbono sería capaz de recordar que nuestro planeta es un regalo único y que somos afortunados de haber nacido en él. Sería una sociedad que echaría la vista atrás y vería el escenario de los seis grados como un mal sueño del que la humanidad despertó y que evitó antes de que fuera tarde. Sería una sociedad superviviente y que prosperaría y legaría una herencia de casquetes glaciales, selvas tropicales y civilizaciones prósperas a las generaciones del futuro.

Ayudemos, pues, a que sus deseos se conviertan en realidad.