Un chico con un iPad en la Gran Muralla. Mutianyu, China. El 5 de abril de 2017 (IAN HITCHCOCK/GETTY)

Fragmentando internet: más allá (y más acá) de la Gran Muralla digital china

La Gran Muralla digital china está pasando de ser únicamente una barrera para los contenidos de fuera del país a convertirse también en una barrera que impide la entrada de extranjeros.
Kai von Carnap
 |  14 de marzo de 2023

A finales de los años noventa, mientras Silicon Valley comenzaba a derrumbarse por la burbuja de las puntocom, muchas ciudades costeras de China vieron nacer a sus gigantes tecnológicos de fama mundial. Pero en lugar de convertirse en competidores mundiales de la talla de Apple, Google y compañía, las plataformas tecnológicas chinas miraron hacia dentro para fortalecer sus “jardines amurallados”, ecosistemas cerrados en los que el proveedor tiene el control sobre los contenidos y las normas de participación con el objetivo de crear un monopolio. Ahora los gigantes tecnológicos chinos parecen encaminados a fragmentar el internet global al hacer que el chino sea menos anónimo y más exclusivo.


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Los usuarios internacionales de plataformas web chinas se encuentran con que estos servicios son cada vez menos accesibles. Contrariamente a la convención mundial de vincular las cuentas de usuario a direcciones de correo electrónico, las plataformas chinas piden a los usuarios que se registren con números de teléfono móvil. Esta práctica permite a dichas plataformas filtrar el acceso por nacionalidad y, en parte, es consecuencia de que el uso de internet en China se haya visto impulsado por los dispositivos móviles. A menudo, los aspirantes a usuarios solo pueden registrarse con determinados prefijos de números de teléfono, y a veces solo con números chinos.

 

Límite de acceso a servicios online chinos por prefijos telefónicos:
1. Solo prefijos chinos; 2. Hasta 100 países; 3. Entre 100 y 200 países; 4. Más de 200 países. Fuente: MERICS

 

Los usuarios internacionales también tienen más dificultades para acceder a algunos sitios web chinos. Los sitios web de todo el mundo utilizan el llamado geobloqueo para restringir el acceso a los abonados de determinadas regiones: los contenidos de la BBC, por ejemplo, solo están disponibles en Reino Unido. Pero cada vez hay más pruebas de que las webs chinas, tanto comerciales como gubernamentales, han empezado a geobloquear el acceso de extranjeros a recursos estratégicos y políticos en línea, posiblemente no solo detectando las direcciones IP del dispositivo, sino también su sistema de cifrado.

 

El acceso de extranjeros a Internet en China es cada vez más difícil

Por poner un ejemplo, en noviembre de 2022 un grupo de abogados estadounidenses se quejó de que el acceso a la web de la Corte Suprema Popular de China estaba bloqueado desde Estados Unidos, Australia y otros países. Los usuarios extranjeros habituales de aplicaciones y web chinas en general se han familiarizado recientemente con frases como “en la actualidad, solo se admiten números de teléfono móvil de China continental para iniciar sesión”, “403 Forbidden – reason:GeoBL.” o “nuestro sitio web no está disponible para su uso fuera de China continental” que aparecen en las pantallas de sus dispositivos.

Cuando los usuarios extranjeros son bienvenidos, deben pasar por complejos procesos de registro y a menudo se les pide que faciliten sus nombres reales e información relativa a su identidad o la de otras personas. En WeChat, por ejemplo, los nuevos usuarios deben nombrar al menos a dos usuarios existentes para verificar su solicitud. Los reguladores chinos parecen haber ampliado su campaña de “registro obligatorio del nombre real, pero nombre de usuario voluntario” a los usuarios de todo el mundo, con el objetivo de asegurar la rendición de cuentas de todos los usuarios en su “ciberespacio limpio y sano”.

Las plataformas de internet chinas están contribuyendo a que la Gran Muralla digital pase de ser una barrera para los contenidos de fuera del país y se convierta también en una barrera que impida la entrada de extraños. El sistema de control y vigilancia de Pekín para gestionar internet dentro de China es tan antiguo como sus empresas tecnológicas, pero no necesariamente coinciden siempre los intereses de ambos. El aparato de censura más avanzado del mundo les obliga a actuar como censores y guardianes y, por tanto, a transformar los jardines amurallados del internet chino en un patio fortificado para los de fuera.

Esto supone un problema para millones de emigrantes chinos, así como para miles de redes profesionales, académicas y sociales de todo el mundo. Unirse o permanecer en aplicaciones chinas o incluso acceder a sitios web les expone a la vigilancia estatal, a violaciones de su privacidad y a multas o prohibiciones por actos considerados políticamente indeseados. Los visitantes de un foro en línea para redes de emigrantes críticos ya han sido objeto de ataques. The New York Times ha informado de que algunas plataformas chinas muestran las direcciones IP de los usuarios extranjeros. “Los chinos que publican desde el extranjero son ahora blanco fácil de los influencers nacionalistas, cuyos seguidores les acosan o denuncian sus cuentas”.

 

La UE debe dejar de centrarse solo en frenar la tecnología estadounidense

La legislación de la Unión Europea no ofrece ninguna protección real. Las recientes Leyes de Servicios Digitales y Mercados Digitales (DSA y DMA, por sus siglas en inglés) están pensadas para hacer frente a las tendencias monopolísticas de los gigantes tecnológicos estadounidenses, no al jardín virtual amurallado que se construye en China. Es evidente que Bruselas tiene que reaccionar. Las plataformas chinas accesibles desde Europa solo deberían poder exigir la identificación si un determinado servicio lo requiere. Las normas de registro con nombre real de las empresas chinas infringen el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE si no es necesario para prestar sus servicios, y por ello deben ser revisadas.

Irónicamente, mientras China impulsa la fragmentación fuera de su Gran Muralla digital, desconfía de la fragmentación en su interior. Las llamadas superapps multifuncionales tradicionales han establecido fuertes mecanismos de bloqueo como las funciones de pago o los canales de comunicación cerrados. Pekín ha tomado medidas para garantizar una mayor interoperabilidad, como facilitar la mensajería entre plataformas. Pero se avecina una nueva forma de fragmentación técnica en forma de programas exclusivos para distintas plataformas, los llamados miniprogramas y quick apps, disponibles solo en tiendas de aplicaciones especiales.

La fragmentación a ambos lados de la Gran Muralla digital está en conflicto con la visión de Pekín de una “comunidad de destino común en el ciberespacio” global. Aunque China disuade a los usuarios extranjeros y sufre la fragmentación técnica en su propio país, el Consejo de Estado subrayó recientemente que el país quiere fomentar la apertura y la cooperación y crear ecosistemas abiertos, justos y no discriminatorios. El futuro de internet y el papel de China en su configuración siguen siendo inciertos. Será crucial encontrar un equilibrio entre su necesidad de control y su interés por la apertura.

Artículo originalmente publicado en inglés en la web de MERICS.

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