Como el resto de América Latina, Brasil tiene que trabajar duro para consolidar los logros del último lustro. La influencia de la crisis argentina y las presidenciales de 2002 marcarán la política brasileña en los próximos meses. Sea quien sea el futuro presidente, el país no tiene otra alternativa que continuar con su política de liberalización y estabilización y afrontar con mayor determinación cómo reducir las enormes disparidades en la distribución de la renta.
POLÍTICA EXTERIOR > NÚMERO 83


Egipto: los compromisos de cambio de Mubarak
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Julio-agosto 1997 - Papel
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EE UU y China: ¿el próximo gran enfrentamiento?