En el período comprendido entre los siglos V y VII numerosas tribus eslavas abandonaron las regiones donde se encuentran actualmente Polonia, los países bálticos, y la parte europea de la ex Unión Soviética, dirigiéndose en varias oleadas migratorias hacia el Sur. Según una inscripción armenia del siglo VII, existían en los Balcanes 25 pueblos eslavos, entre ellos los serbios y los croatas que conservaron sus nombres originales. En esa época, los Balcanes pertenecían todavía formalmente a un Imperio Romano de Oriente (Bizancio), debilitado y que controlaba escasamente sus territorios. Los eslavos, que se extendieron siguiendo las rutas romanas, llegaron en sus ofensivas más penetrantes hasta las murallas de Constantinopla. Los antiguos habitantes de estas regiones fueron obligados a escaparse a las montañas, donde se dedicaron a la agricultura, y con el tiempo perdieron toda relación con la civilización romana (albaneses y rumanos, entre otros).
En el siglo VII, el Imperio Franco, bajo Carlo Magno, se extendió hasta lo que hoy es Eslovenia y el noreste de Croacia, produciéndose la primera conversión de eslavos del Sur a la fe cristiana. Simultáneamente, llegan a los Balcanes los búlgaros, tribu turca agresiva y bien organizada, que se expandió conquistando tierras bizantinas y eslavas. Al mismo tiempo, Bizancio se rehacía. Así, en el siglo IX, el Estado búlgaro comprendía lo que es hoy Bulgaria, Rumania y partes de Hungría y de Serbia, mientras Bizancio había recuperado el resto de los territorios eslavos, incluyendo Dalmacia. Mejor organizados, los búlgaros dominaban a los eslavos quienes, más numerosos, hicieron prevalecer la lengua eslava. Hacia fines del siglo IX los húngaros penetraron en los territorios de Panonia, separando así los eslavos del Sur…

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