El conflicto palestino-israelí nos recuerda de vez en cuando cómo es capaz de bloquear la buena marcha de las relaciones euromediterráneas. El penúltimo aviso registrado fue la IV Conferencia Euromediterránea sobre el Agua, celebrada el 13 de abril en Barcelona, donde la estrategia regional que debía aprobarse tras semanas de trabajos y consensos naufragó por la falta de acuerdo entre israelíes y árabes. Como de costumbre, el tropiezo tuvo una sonora repercusión en los medios de comunicación y no hizo más que avivar las dudas de los más escépticos sobre la viabilidad de la Asociación Euromediterránea y, al mismo tiempo, intensificar la atención sobre la II Cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UpM), prevista para el 7 de junio en Barcelona. El último aviso llegó con estrépito dos semanas antes de la Cumbre. La presidencia española de la Unión Europea y las dos copresidencias de la Unión por el Mediterráneo, Egipto y Francia, acordaban aplazarla temporalmente hasta noviembre para conceder más tiempo al incipiente proceso de conversaciones israelo-palestinas y, con ello, llegar a la Cumbre con condiciones idóneas para su éxito.
AFKAR-IDEAS > NÚMERO 26

El Mediterráneo busca una mejor oportunidad
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ISPE 1022. 13 febrero 2017