El Covid-19 ha cambiado la vida cotidiana de la gran mayoría de los habitantes del planeta. Todos los sectores de la sociedad han dado una respuesta heroica: los trabajadores de la salud, las fuerzas de seguridad del Estado, los proveedores de alimentos, los empleados de logística manteniendo la cadena de suministros, los comunicadores sociales y hasta los ciudadanos, que cumplen con su papel individual para evitar la propagación del virus. Países, ciudades y pueblos han adoptado medidas sin precedentes: restricción de la movilidad, cierre de áreas de recreo, imposición de toques de queda y, en algunos lugares, geolocalización de casos positivos a través de aplicaciones móviles. El compromiso y la solidaridad de la mayoría ciudadana marcarán la diferencia en la mitigación del impacto del Covid-19. Resta aún ver cómo –o siendo menos optimistas, la pregunta podría ser “si”– el mundo cambiará su enfoque a la hora de prevenir futuras pandemias, una vez controlado el Covid-19. ¿Adoptaremos medidas integrales, que involucren a toda la sociedad, con el fin de anticiparnos a potenciales nuevas pandemias, o mantendremos la consabida postura reactiva, dejando al sector de la salud ocuparse del problema en solitario?
Una amplia gama de impactos
El Covid-19 ya ha impactado en diversas esferas de la realidad humana. Son muy obvios y profundos los impactos sobre la salud: más de tres millones de casos en todo el mundo y sumando, y más de 220.000 muertes –muchas de ellas, trágicamente, de personal sanitario–, a lo que hay que sumar las consecuencias derivadas de la desatención de otras dolencias. El impacto económico se cifra ya en billones de euros, y probablemente se multiplicará en las próximas semanas y meses. Este impacto es consecuencia de las perturbaciones, desaceleraciones y, en muchos casos, cierres que sufren hace meses diversas ya actividades económicas, que van…

Fuera de servicio. Balance de una vida
Crónica de la crisis y algunas conclusiones provisionales