Asia y, a mayor escala, el Indo-Pacífico se están convirtiendo en el principal centro geoestratégico y económico del siglo XXI. Europa y EEUU quieren ser actores principales en la región. Aun cuando la invasión rusa de Ucrania ha forzado a ambos a centrarse en una amenaza que muchos creían confinada a los libros de Historia, gobiernos, fuerzas armadas y analistas a ambos lados del Atlántico coinciden en que el futuro del mundo se encuentra en Asia.
China es la principal razón por la que Europa y EEUU se centran en la región. El gigante asiático se ha convertido en una superpotencia, con influencia diplomática y económica en todos los rincones del planeta y un deseo claro de modificar, si no aniquilar, el orden liberal liderado por EEUU y apoyado por sus aliados europeos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A día de hoy, tanto Europa como EEUU ven en China una amenaza a su posición en dicho orden, o incluso a la supervivencia del mismo.
Así pues, europeos y americanos tienen un claro incentivo para cooperar en Asia y el Indo-Pacífico. Cuentan para ello, además, con una serie de aliados liderados por Australia, Corea del Sur y Japón. Compartir políticas y recursos en la región debería ser natural para europeos y estadounidenses. Sin embargo, la cooperación no progresa tal como los gobiernos a ambos lados del Atlántico hubieran deseado.
Intereses y aliados comunes
Europa y EEUU tienen tres intereses principales en común en Asia. Por encima de todo, Bruselas, Washington y las distintas capitales europeas coinciden en querer mantener los principios y valores del orden liberal que sienten amenazado: esto es, una economía de mercado, comercio libre de barreras, la primacía del Derecho Internacional, la expansión de la democracia y la protección de los derechos humanos. Por supuesto,…

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