Las capitales europeas intentan definir estos días cómo proteger a Ucrania si prospera un alto el fuego. En los últimos días se han multiplicado los esfuerzos diplomáticos para poner fin a una guerra que supera los 3 años.
Volodímir Zelenski ha reiterado que solo aceptará un acuerdo con Rusia respaldado por garantías férreas similares a las que brinda el articulo 5 de la OTAN. Por su parte, Washington ha asegurado que no desplegará tropas sobre el terreno. El secretario de Estado, Marco Rubio, trasladó a los europeos que EEUU participará en las garantías, pero con Europa “liderando”. No concretó compromisos específicos.
En el lado europeo, Reino Unido y Francia, los dos países europeos con armas nucleares y asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, sostienen la idea de desplegar soldados una vez terminen los combates. Downing Street y el Elíseo han hablado de presencia aliada en aire, mar y tierra, con funciones de disuasión, entrenamiento y apoyo. París y Londres son ambiciosos en el discurso, pero sus márgenes políticos y presupuestarios son limitados.
Italia, Polonia, Países Bajos y España no han comprometido tropas dentro de Ucrania por ahora, y centran sus aportes en logística, financiación o apoyo de capacidades. Lituania y Estonia se han mostrado dispuestas a aportar efectivos.
En Alemania, un país con una tradición especialmente conservadora a la hora de desplegar misiones militares en el exterior, cualquier despliegue sostenido requiere una decisión del Bundestag, no del Ejecutivo. El tamaño actual del ejército y la reciente inyección de fondos, tras los planes del canciller Friedrich Merz para relanzar el gasto en defensa, generan dudas sobre la capacidad de realizar un aporte significativo sobre el terreno.
Italia ha defendido priorizar un pacto de defensa con Ucrania antes que tropas que puedan verse envueltas en incidentes de…

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