Autor: Pol Morillas
Editorial: Debate
Fecha: 2025
Páginas: 235

Europa en el patio de los fuertes

Pol Morillas ofrece un ensayo tan lúcido como inquietante sobre el destino de una Europa incómoda ante Ucrania, Gaza y Trump.
Máriam Martínez-Bascuñán
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El título del ensayo de Pol Morillas evoca inmediatamente la brutal sentencia de Tucídides sobre el ejercicio del poder en las relaciones internacionales. En el patio de los mayores nos sitúa ante una Europa que contempla, con creciente inquietud, cómo se desvanece el mundo que conocía y cómo debe aprender las nuevas reglas de un juego que creía haber superado. Morillas, director del CIDOB y observador privilegiado de las transformaciones geopolíticas contemporáneas, construye su argumento sobre una paradoja inquietante: Europa ha comenzado a hablar el lenguaje del poder antes de convertirse realmente en una potencia. El libro es simultáneamente una radiografía del presente y un manifiesto urgente para un futuro incierto.

El autor nos recuerda que Europa fue, durante décadas, la gran excepción histórica. El experimento de Robert Cooper del “mundo posmoderno” –esa construcción única donde los Estados habían trascendido la soberanía tradicional en favor de la cooperación institucionalizada– parecía demostrar que la historia podía tener un final feliz. El euro, Schengen y el mercado único eran herramientas de una paz perpetua que se creía exportable al resto del mundo. Pero ese sueño europeo se desmorona ante nuestros ojos. Las crisis que analiza Morillas –Ucrania, Gaza, la rivalidad sinoestadounidense– no son meramente coyunturales. El desplazamiento del poder material hacia Asia, la contestación del orden liberal por parte de nuevas potencias, el surgimiento de un mundo “a la carta” donde prima el alineamiento múltiple sobre las alianzas permanentes, y la crisis terminal del multilateralismo configuran un escenario radicalmente distinto al que Europa conocía.

La prosa de Morillas es fluida. Su descripción del alto cargo europeo en Georgia –“estamos pagando por una carretera que construyen los chinos y que los rusos pueden bloquear en cualquier momento”– encapsula magistralmente la impotencia geopolítica europea. Europa aporta recursos pero carece del poder necesario para proteger sus intereses.

El libro conecta dinámicas globales con realidades europeas concretas. Morillas muestra cómo la guerra de Ucrania expuso tanto la unidad europea como sus límites, cómo Gaza reveló las fracturas internas sobre el papel moral de Europa, y cómo la rivalidad entre Washington y Pekín coloca al continente en una posición incómoda entre dos gigantes que no le conceden el estatus de igual.

 

«¿Corre Europa el riesgo de abandonar precisamente aquello que la diferenciaba?»

 

El análisis plantea una cuestión fascinante: ¿corre Europa el riesgo de abandonar precisamente aquello que la diferenciaba? La pregunta que queda flotando es si el continente, en lugar de mimetizarse con las lógicas de poder tradicionales, podría explorar caminos que renueven su apuesta histórica por formas alternativas de ejercer influencia internacional. El dilema que presenta el autor –integrarse o declinar– quizás admita alternativas como un multilateralismo reformado donde Europa se erija como arquitecto de nuevas instituciones más representativas, un modelo de “poder en red” que coordine alianzas flexibles con potencias medias, o una especialización como potencia regulatoria y tecnológica que trascienda la geopolítica tradicional.

La propuesta de Morillas –mayor integración, más recursos, decisiones por mayoría– es lógica, aunque políticamente ardua. Reconoce que Europa está atrapada entre la urgencia de actuar como potencia y la resistencia interna a los cambios institucionales necesarios. Es la tragedia de un continente que debe elegir entre profundizar su integración o aceptar su declive relativo.

En el patio de los mayores, Morillas ofrece un mapa conceptual riguroso para navegar las turbulencias de un mundo que ha dejado de ser posmoderno sin saber muy bien qué está llegando a ser. El mérito principal del autor radica en formular con claridad las preguntas incómodas que Europa debe responder si aspira a seguir siendo relevante en el siglo XXI, evitando tanto el pesimismo paralizante como el optimismo ingenuo. La lectura deja un regusto amargo pero muy estimulante: el de quien comprende que los tiempos fáciles han terminado y que las decisiones difíciles ya no pueden posponerse.