INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1248

África: ¿Regresa la maldición de los recursos?

El nuevo ‘boom’ de las materias primas corre el riesgo de ahondar la dependencia de las materias primas y de sectores extractivos de escaso valor añadido de las economías africanas, que necesitan con urgencia diversificar sus sistemas productivos, en busca de más empleo de calidad y menos emisiones.

El aumento del precio de los hidrocarburos, del cobre, del níquel y del cobalto, elementos esenciales para las baterías de ion de litio, y de la bauxita, importante para producir aluminio, abre una ventana de oportunidad para el desarrollo de sus principales productores, varios de ellos africanos, como República Democrática del Congo, Nigeria y Guinea. En las últimas semanas, el aluminio –con el que se fabrican desde latas de bebidas a aviones– superó en el pico de la demanda los 3.000 dólares por tonelada, su mayor precio desde 2008. Según la Agencia Internacional de la Energía, si se cumplen las metas del Acuerdo de París, la demanda de níquel se multiplicará 19 veces de aquí a 2040.

Todos los metales valiosos están en alza. En Uganda, el oro, en gran parte extraído de forma ilegal, ha sustituido al café como principal exportación. En Guinea, segundo productor mundial de bauxita después de Australia, el golpe que derrocó el 5 de septiembre al presidente Alpha Condé disparó los precios del mineral por el temor a que la inestabilidad política redujese la oferta. Pocos analistas creen que los golpistas vayan a matar la gallina de los huevos de oro de la economía guineana, pero si aumentaran los impuestos a las mineras o no pudiesen controlar el orden público, un mercado internacional ya muy tenso podría quedar desabastecido de aluminio, con efectos inmediatos en los precios de productos industriales de todo tipo. La ligereza de la Pickup F-150 de Ford, el vehículo de mayor venta en Estados Unidos, se debe a la presencia masiva de aluminio en su carrocería. En 2020, Australia extrajo 100 millones de toneladas de bauxita. En Guinea, con apenas 13,6 millones de habitantes, se recogieron 82 millones, el 22% del total global. Sus reservas suman 7.400 millones de toneladas, las mayores del mundo.

Mientras tanto, en EEUU la Casa Blanca presiona a la OPEP para que incremente su producción y ayude así a reducir los precios del crudo en los mercados mundiales para compensar la caída de la producción interna, debida a las nuevas limitaciones medioambientales para la explotación de hidrocarburos en tierras y aguas federales, lo que aumentará el volumen de las importaciones de gas y petróleo de la superpotencia. Los 23 miembros de la denominada OPEP Plus –que integra países aliados del cártel como Rusia y México– controlan hoy el 55% del mercado petrolero. En 2040, este dato será del 75%, según las previsiones de Michael Lynch, asesor de la OPEP.

Qatar Energy invertirá sumas millonarias en varios yacimientos offshore africanos. Incluso en Libia, donde las guerras entre milicias tribales han paralizado la industria durante años, la producción roza ya los 1,3 millones de barriles diarios (mbd), su mayor volumen en nueves años, cifra que podría alcanzar los 2,5 mbd en seis años.
Pero no todas son buenas noticias. El nuevo boom puede ahondar la dependencia africana de las materias primas y de sectores extractivos de escaso valor añadido. Según un estudio del Fondo Monetario Internacional sobre la composición de las exportaciones de sus países miembros, ocho de las 15 economías menos diversificadas son africanas: Argelia, Angola, Guinea Ecuatorial, Gabón, Libia, Nigeria, Botsuana y Eritrea.

El monocultivo es especialmente perjudicial en el caso de hidrocarburos y minerales, cuyas fluctuaciones generan recurrentes ciclos económicos de bonanza y ruina, creando industrias que caen en manos de élites corruptas. Las soluciones deben venir de otros sectores. Según el Banco Mundial, el área de libre comercio creada en 2018 por la Unión Africana, por ejemplo, podría sacar de la pobreza extrema a 30 millones de personas solo simplificando los trámites aduaneros actuales.

Las energías verdes son otra veta de crecimiento y empleo. De las 440 megatoneladas de gases de carbono que emite la industria africana, el 80% proviene del cemento, la siderurgia, el refino de hidrocarburos y la producción de fertilizantes y carbón mineral. Cuatro países –Suráfrica, Egipto, Argelia y Nigeria– representan las tres cuartas partes de esas emisiones.

Según un informe de la consultora McKinsey, el desarrollo industrial “bajo en carbono” es inevitable, entre otros motivos porque EEUU y la UE van a gravar cada vez más las importaciones intensivas en carbono. Muchos bancos y agencias de desarrollo han dejado de financiar proyectos extractivos. McKinsey calcula que la minería africana podría recortar un 40% sus emisiones modernizando su flota de vehículos de transporte.

Se espera que de aquí a 2050, África duplique su población, lo que disparará la demanda de empleo de calidad. En 2040, Nigeria tendrá más de 400 millones de habitantes, con lo que superará a EEUU como el tercer país más poblado del mundo después de China e India. El Consejo de Seguridad de la ONU, por su parte, dedica hoy el 70% de su agenda a cuestiones de paz y seguridad en África. ●

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