Desde 2009 China es el mayor socio comercial de Brasil. China tiene casi el 20% de la población mundial pero menos del 10% de las tierras cultivables, lo que le obliga a importar masivamente la soja que necesita para alimentar su gigantesca industria porcina. En 2021, China representó ya el 27% del consumo mundial de carne, el doble que EEUU, una proporción que seguirá aumentando.
Entre 2017 y 2021, las exportaciones brasileñas al mercado chino se duplicaron a medida que Pekín fue sustituyendo sus importaciones agrícolas de EEUU –carne, soja, maíz…– por productos brasileños, lo que explica que sea uno de los pocos países que tienen superávit comercial con el dragón.
China es el mayor importador de petróleo brasileño, un sector que mueve el 10% del PIB con una producción de 3,2 millones de barriles diarios (3% del total mundial). Brasil quiere convertirse en 2030 en el cuarto productor mundial de petróleo. Hoy es el octavo. TS Lombard estima que si el consumo chino de productos brasileños crece un 10% en 2025, el PIB aumentará al 2,6%.
En Brasilia, Xi acordó eliminar los aranceles a la uva, el sorgo y el pescado brasileños casi en los mismos días en los que Polonia anunciaba su oposición a la firma del tratado de libre comercio con Mercosur que se comenzó a negociar en 1999 y que el Consejo de la UE votará a final de mes.
Berlín, Madrid y Estocolmo, están a favor pero con la frontal oposición de París, Varsovia, Viena y Dublín. Roma es consciente de que su voto inclinará la votación que podría crear un mercado de 780 millones de consumidores y ahorrar a compañías comunitarias –que tienen invertidos 230.000 millones de euros en el bloque suramericano– 4.000 millones de euros en pagos de aranceles.
Si se le…
