Los inversores querían creer en que el presidente americano, Donald Trump, rectificaría y lo han celebrado a la primera. Los mercados ya descuentan un escenario de progresiva normalización de la política comercial y exterior de Estados Unidos.
El escenario para los inversores es que ahora los aranceles han quedado establecidos en niveles más altos de los que había antes del “Día de la liberación”, pero la incertidumbre se ha reducido. Estados Unidos ha bajado al 30% su arancel general a China, mientras que Pekín lo ha bajado al 10%. Los importadores soportarán un tipo arancelario más alto, pero los mercados se están conformando, de momento, con el fin de la escalada.
Sin embargo, todavía no hay un acuerdo firmado entre las dos partes. La tregua comercial es un pacto de 90 días en los que las dos partes tendrán que consensuar los detalles de su nueva relación comercial. Estados Unidos también mantiene aranceles más altos al acero, el aluminio y a los opioides.
Hay algunas señales que indican que esta vez Trump va en serio. En primer lugar, porque está camuflando su rectificación con China con una nueva ocurrencia de gran impacto público, pero de dudosa aplicación. Se trata de la idea de establecer una especie de arancel a la importación de películas extranjeras. Una jugada maestra para distraer el foco de su drástico cambio de opinión con China. Segundo, porque Washington y Pekín han habilitado una comisión de diálogo para que el pacto salga adelante. Y tercero, y más importante, porque la guerra comercial ha generado un deterioro de la popularidad de Trump y el rechazo generalizado entre las empresas del país.
Sin embargo, nada volverá a la situación previa al inicio de la guerra comercial. A lo sumo, las cotizaciones de las bolsas. El mundo ha entrado…
