La Unión Europea ha logrado evitar, en el último momento, un escenario catastrófico: que Ucrania se quedara sin financiación en medio del repliegue estadounidense. Tras más de 16 horas de negociaciones en Bruselas, la UE ha acordado que, para financiar los 90.000 millones, se endeudará en los mercados de capitales. Ucrania no deberá devolver ese dinero hasta que Rusia pague reparaciones por los daños causados por la invasión, un principio político importante. Además, los activos del Banco Central ruso congelados en la UE –unos 210.000 millones de euros– permanecerán inmovilizados de forma indefinida, y la Unión se reserva el derecho de utilizarlos para amortizar el préstamo.
El acuerdo incluye una importante excepción política: Hungría, Eslovaquia y la República Checa no asumirán ninguna obligación financiera derivada del préstamo. Durante meses, Alemania y la Comisión Europea defendieron un plan alternativo: utilizar directamente los activos rusos congelados como garantía –o incluso como fuente– de financiación para Ucrania. Esa propuesta, conocida como el “préstamo de reparaciones”, se vino abajo durante la cumbre.
El plan presentado a los líderes era tan complejo que generó rechazo incluso entre gobiernos inicialmente favorables. El entramado legal diseñado para responder a las exigencias de Bélgica –que custodia cerca del 88 % de los activos rusos a través de Euroclear– terminó alienando apoyos clave. Bélgica exigía garantías “ilimitadas” del resto de socios para cubrir cualquier riesgo legal o financiero derivado de posibles represalias rusas o de una eventual obligación de devolver los fondos.
Frente al bloqueo, Bélgica y un grupo de países reactivaron una alternativa más simple: recurrir a deuda común europea respaldada por el presupuesto de la UE. Hungría había señalado previamente que aceptaría esta vía siempre que quedara exenta de la devolución. Esa concesión permitió evitar vetos y desbloquear el acuerdo en apenas una hora de discusión, ya…
