En un área como la economía, donde la división entre los países del norte y del sur europeo ha sido nota dominante desde la crisis del euro, la propuesta hispano-neerlandesa tiene un gran simbolismo. El actual acuerdo es una adaptación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) de los años noventa y, en síntesis, establece dos límites fundamentales: la deuda pública debe permanecer por debajo del 60% y el déficit público bajo el umbral del 3% del PIB. El pacto se ha caracterizado por sus incumplimientos y por la falta de mecanismos efectivos de sanción contra los incumplidores.
La realidad es que el PEC “no satisface a nadie, los países con más déficit consideran que tiene una disciplina demasiado restrictiva y los países con superávit observan los altos niveles de deuda entre sus vecinos y concluyen que el pacto no ha sido suficientemente restrictivo”, observaba recientemente Martin Sandbu en las…

Al Qaeda en el Magreb Islámico: del Sahel a España
Ideas ofensivas: Ucrania, Mearsheimer y los límites del realismo
#ISPE 1171: La economía mundial en peligro
Propuestas para una asociación euroárabe
Tormenta en el horizonte de Víktor Orbán
Comercio, clase y crisis
¿Qué esperan los iraníes del acuerdo nuclear?
Combustibles sostenibles para la descarbonización del transporte aéreo
Noviembre-diciembre 2015 - Digital
Polarización y democracia
‘The Apprentice’: De Donald a Trump
Polarización y parálisis
Víctimas de conflictos y parte de su solución
‘La multipolaridad no es sinónimo de caos’
Tres matices sobre la victoria de Macron
Integración y desintegración europea. Bélgica en la encrucijada