INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1221

Espionaje: Biotecnología, objetivo prioritario

La pandemia ha provisto a los espías de un nuevo objetivo: la biotecnología. Cuanto más impenetrable parece el muro del secretismo en lo que respecta a las patentes de vacunas, mayores son los esfuerzos del espionaje por romperlo.

En un entorno de hiperconectividad y abundantes fuentes de inteligencia abierta –análisis estratégicos de centros privados como McKinsey, Bellingcat o Digital Globe, dispositivos de vigilancia electrónica, imágenes de satélites de acceso público…– los servicios de espionaje parecen cada vez más redundantes y sin objetivos claros, pese a que la búsqueda de secretos ajenos será siempre primordial para cualquier Estado. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos producen unos 50.000 informes al año que solo leen un puñado de analistas. La National Geospatial-Intelligence Agency de EEUU tiene aplicaciones que se pueden descargar gratis en Google Play o Apple Store.

La pandemia ha venido a proveer a los espías de un nuevo objetivo: la biotecnología, clave para varios asuntos internacionales. Este año Pfizer, por ejemplo, espera unos ingresos de 60.000 millones de dólares, un 44% más que en 2020, debido a su vacuna contra el coronavirus. A ello se suma la creciente preocupación por el desarrollo de nuevas armas biológicas utilizando la biología sintética y la edición genética (Crispr-Cas9) para manipular patógenos y hacerlos más infecciosos y virulentos.

Un ejemplo es el bacillus anthracis. Es fácil de aislar y cultivar en un laboratorio. Se disemina por pequeñas esporas que duran años en…

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