INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1337

India planta una pica en la Luna

La sonda india Chandrayaan-3 se posó en el polo sur lunar en agosto, pocos días después de que la sonda rusa Luna 25 se estrellara en su superficie y pocos días antes de que Narendra Modi inaugurara en Nueva Delhi la cumbre del G20. Ambas coincidencias fueron fortuitas, pero no hubo nada casual –ni gratuito– en un logro que India quiere vender en el Sur Global como un modelo de desarrollo científico y tecnológico ‘low cost’.

Para un país que se considera vishwaguru (maestro del mundo), el éxito de la misión lunar fue el mejor golpe publicitario imaginable para su programa espacial. Consciente de que no puede competir con China en asuntos de comercio exterior o financiamiento de infraestructuras, India cree que puede ofrecerse como potencial socio de países que quieran hacerse con sus propios ecosistemas espaciales con recursos limitados. Con un presupuesto que supone un 6% del de la NASA, la Indian Space Research Organisation (ISRO) gastó solo 74 millones de dólares en el Chandrayaan-3, menos de lo que costaron películas como Interstellar o Avatar. La sonda que ISRO envió a Marte en 2013 costó menos que uno de los éxitos de taquilla que Bollywood estrenó por esas fechas.

En algo más de medio siglo, el país se ha situado en la vanguardia aeroespacial diseñando y construyendo sus propias infraestructuras de lanzamiento y fabricación de…

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