INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 1427

La factura energética de la IA

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que el consumo eléctrico se disparará a escala global en los próximos años por la demanda agregada de los centros de datos, vehículos eléctricos, plantas para fabricar chips y baterías ion-litio. Los centros de datos pueden consumir tanta o más electricidad que ciudades enteras.

La emergente revolución de la inteligencia artificial (IA) se hará notar cada vez más en casi todos los sectores económicos, a medida que sus diversos modelos se vayan integrando en todo tipo de actividades cotidianas.

La IA está ya integrada en todo tipo de procesos de facturación y logística, en funciones de redes sociales y ya se usa para generar contenidos periodísticos. Otras de sus aplicaciones harán redundantes los call centers y otros servicios de atención al cliente. Nada de ello, sin embargo, saldrá gratis en términos energéticos y medioambientales.

Según el Departamento de Energía, la proporción de electricidad que consumen los centros de datos en EEUU, necesarios para alimentar los sistemas de IA, aumentará del 4,4% actual al 12% en 2028, disparando el consumo de carbón y gas natural. La huella ecológica es también profunda.

Un estudio publicado en Frontiers in Communication (FC) estima que para generar 100 palabras con ChatGPT un centro de datos como el de Meta en Newton (Georgia) requiere el equivalente a medio litro de agua, utilizada para refrigerar los servidores.

El informe mide en gramos de C02 el coste en emisiones de carbono por una respuesta textual de una línea en un chatbot: 0,0000001% de la huella medioambiental de un usuario medio en EEUU.

Según un reportaje del New York Times, el de Newton, que costó 750 millones de dólares, consume 500.000 galones de agua diarios, el 10% del consumo del condado. Los permisos solicitados por Meta, Google y otras compañías en Texas, Arizona y Luisiana y Emiratos Árabes Unidos muestran que los que entrenan ciertos modelos de IA pueden consumir hasta seis millones de galones diarios. 

Al explotar los acuíferos del entorno, que solo pueden recuperarse con las lluvias, el centro de Meta ha reducido la presión y enturbiado con sedimentos el…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO