Europa busca fomentar la adquisición conjunta de equipamiento militar de fabricación europea y, para alcanzar este objetivo, la Comisión ha establecido ciertas exigencias para las capitales nacionales: para el año 2030, al menos un 50% de las compras militares de sus ejércitos deberían proceder del conglomerado de la UE, y un 40% de todo lo adquirido debería ser material concebido y desarrollado conjuntamente por varios países miembros de la UE, tal como sucede actualmente con el avión de combate Eurofighter.

Actualmente, casi el 80 por ciento de las armas se compran de empresas extranjeras, incluyendo más del 60 por ciento de EEUU. Hace tiempo que la Comisión marcó el objetivo de que las compras conjuntas de armamento llegaran al 35% del total de gasto en defensa, pero actualmente solo llegan al 18%.

La industria europea debe jugar un papel esencial para dotar a la UE de las capacidades suficientes para disuadir a Rusia o hacerle frente en caso de que se produzca una escalada. Hasta la fecha, este tipo de intentos para engrasar la industria de defensa han sido acompañadas de pocos fondos. Hoy, el Programa Europeo Industrial de Defensa cuenta una dotación de 1.500 millones de euros.

El plan presentado por la Comisión deberá primero ser aprobado por el Parlamento Europeo y después por el Consejo. Los Estados miembros han sido tradicionalmente muy protectores de su soberanía nacional cuando se trata de poner en común aspectos del gasto militar. Sin embargo, la excepcional situación para la seguridad del continente generada a raíz de la guerra en Ucrania abre un campo nuevo de oportunidades y desafíos para la defensa en la UE.

“La brutal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha traído de vuelta la guerra de alta intensidad a Europa. Después de décadas de gasto insuficiente, debemos invertir…